¡Anatomía del horror! La declaración de Mancuso . /Tomada del video Jep.
¡Anatomía del horror! La declaración de Mancuso . / Jep.

¡Anatomía del horror! Sería el resumen del primer día de la Audiencia Pública y Única de Aporte de Verdad realizado por Salvatore Mancuso Gómez. Hoy, miércoles 10 de de mayo ante Justicia Especial de Paz (JEP), atendió el pedido del decimero Álvaro Álvarez, quien en una nota sentida cantó su décima: “¿Qué pasa con nuestros seres queridos desaparecidos? Diga la verdad. Y si usted no fue diga quién fue“. Y el exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia reconoció que la expansión del paramilitarismo, con ejecuciones extrasumariales, desapariciones y masacres, se hizo conjuntamente con las tres fuerzas de la sociedad colombiana: fuerzas militares, fuerzas políticas y fuerzas económicas.

Si bien la subversión fue un factor que permitió el levantamiento del movimiento armado de las autodefensas, las diferentes fuerzas lo utilizaron para afianzarse en el poder. Fue un mero pretexto, porque detrás de ellos sus patrocinadores compraban las tierras a las víctimas a precios ridículos. ¿Tendrá consecuencias el reconocimiento de esta verdad?

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Conciencia de esta ¡anatomía del horror!

¿Debe ser procesado Pacho Santos? Otro intocable.

El exlíder paramilitar, que se encuentra en un centro de reclusión de inmigrantes de Georgia, Estados Unidos, reconoció que solo después de 17 años de estar lidiando con las víctimas pudo darse cuenta de lo que hemos llamado la “anatomía del horror”.

Es decir, que Mancuso no solo admitió que fueron bisagra, sino que actuaron en forma sistemática conjuntamente con las Fuerzas Armadas para realizar ejecuciones extrajudiciales, masacres y controlar todo el territorio que la mismas fuerzas empresarial y politica le pedían. Reveló que el pedido de expansión desde 1994 provino de toda Colombia.

Incluso, en 1997, desde el mismo seno de las élites capitalinas recibieron ese pedido. Además de reafirmarse de que el expresidente Francisco “Pacho” Santos Calderón, les llamó para conformar el Bloque Capital de las AUC, aportó detalles de las reuniones dobde partipó con “Jorge 40” y Carlos Castaño para la expansión del paramilitarismo en Bogotá. Dijo que el diario El Tiempo legitimó el proyecto paramilitar.

El Tiempo la ¡anatomía del horror!

El expresidente Pacho Santos en apuros por ser uno de los determinadores del nacimiento del Bloque Capital. Anatomía del horror
El expresidente Pacho Santos en apuros por ser uno de los determinadores del nacimiento del Bloque Capital. Anatomía del horror

Precisamente, poco menos de dos años desde esas reuniones con “Pacho” Santos, Carlos Castaño ordenó el asesinato del humorista y comediante Jaime Garzón. Se espera que Mancuso dé algunos detalles sobre este y otros hechos atribuidos al paramilitarismo en Bogotá. Como está demostrado, Castaño ordenó a la banda Las Terrazas el homicidio de Garzón y de otros personajes de la capital de la república cuando el Bloque Capital comenzó a operar. La pregunta que falta responder es ¿quienes fueron los determinadores de esos crímenes?

En efecto, en aquel tiempo la élite bogotana tenía un gran temor porque las Farc se acercaban cada día más a la capital de la República. “Pacho” Santos lideraba su proyecto País Libre contra el secuestro. Además, era un líder dentro del movimiento por los derechos humanos y uno de los impulsores del Mandato Ciudadano por la Paz.

Reveló que “Pacho” Santos, primo doble del expresidente Juan Manuel Santos, cuya familia fuera accionista mayoritaria de El Tiempo, lo invitó a las instalaciones de ese diario y fue recibido por todos los editores. “Pacho” Santos, dijo, no solo le pidió la creación del Bloque Capital sino que El Tiempo legitimó el actuar del paramilitarismo en nombre de la sociedad colombiana. Prueba de ello fue el editorial del 28 de abril de 1997 que ese diario publicó. Además, reveló que Santos insistió en esas reuniones la creación del Bloque Capital. Las élites sentían mucho temor por la expansión de las FARC.

El plan de esa guerrilla era atacar la capital. El jefe de esa operación era Henry Romaña Castellanos. Tenía a su disposición 500 guerrilleros que se dirigían a la zona rural de Bogotá. Precisamente el 8 de julio de 1999, cerca de 77 soldados y guerrilleros murieron en combates en una zona rural del municipio de Gutiérrez, a sólo 25 kilómetros al sur de Bogotá.

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Postobón, Bavaria, Coca-cola, Ecopetrol, bananeros, palmeros

Los patrocinadores de los escuadrones de la muerte.

No se podría condensar todo lo que dijo Salvatore Mancuso en el primer día de audiencia. Pero se puede crear unos patrones criminales recurrentes en el nacimiento y expansión del paramilitarismo como estrategia contrainsurgente y enriquecimiento de las élites colombianas. Se debe destacar, por lo menos, su ánimo de decir la verdad respecto al rol de las Convivir y de más de 100 grupos armados creados por los ganaderos y empresarios con el apoyo de la fuerza pública y el narcotráfico. Sin embargo, una de las cosas sensibles para la verdad histórica que se debe tomar en cuenta en esta propuesta de justicia restaurativa y alternativa es el tema de la motivación y de las consecuencias de la acción paramilitar.

De hecho, las autodefensas fueron una estrategia contrainsurgente concebida desde lo más alto. Incluso, con recursos del Plan Colombia y, por tanto, de Estados Unidos. Pero también un medio de enriquecimiento de los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Esta tesis se demostró en nuestro segundo libro El Príncipe Oscuro y el Triunfo del Proyecto Contrainsurgente.

Efectivamente, Mancuso lo reconoce cuando dice que a raíz de su experiencia con la convivir Papagayo, cuya sede estaba detrás de la  Brigada XVII del Ejército Nacional, fue un instrumento del Estado y, particularmente, de las Fuerzas Armadas. La expansión de las Convivir fueron apoyadas por empresas bananeras.

Por cada kilo de banano, recibíamos 3 centavos de dólares. Lo dividiamos así: un centavo para las AUC, uno para las Convivir y uno para el ejército.

El acuerdo fue con la filial de Chiquita Brands , Banacol, Union de Bananeros de Urabá, Augura. A través de sus barcos se transportaban armas y drogas. Más de 8 mil fusiles, millones de cartuchos se recibieron en esos barcos bananeros.

Las empresas y sus grupos económicos que también participaron de ese acuerdo están: Postobón, Cocacola, Ecopetrol, Bavaria, entre otras. ¡Horror!

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El Estado y la sociedad, los responsables

De esa manera, “el Mono” Mancuso aceptó que ellos respondieron afirmativamente ante el pedido de todas las fuerzas vivas de la sociedad. Desde ganaderos, políticos, líderes gremiales y empresariales hasta las víctimas de la guerrilla. Dijo que el hecho de que exista más de 80 procesos en la Corte Suprema de Justicia de la parapolítica índica el poder político que alcanzaron.

Sin embargo, el pedido de expansión de esa organización fue hecho en todo el país y desde todos los estamentos. El presidente nacional de Fenalco de esa época, Sabas Pretelt De la Vega se unió al presidente de Fedegan, Visbal Martelo, entre otros dirigentes gremiales para impulsar esa expansión. Esos mismos dirigentes se convirtieron en ministros, senadores, directores de instituciones descentralizadas en los próximos 20 años.

El alto mando de las Fuerzas Militares, la Policía, el DAS, la Fiscalía, esperaban de que las Autodefensas les hicieramos el trabajo sucio. Esto es lo más doloroso en la descripción de esta ¡anatomía del horror! Reveló, groso modo, los episodios que marcaron el dolor y la sangre de la historia reciente de Colombia. Masacres que cometieron conjuntamente con el ejército o con la Policía. Lista en mano suministrada por el DAS o por la misma Policía, iban ejecutando a cuanto campesino hallaban como supuestos colaboradores de la guerrilla. Los mataban sin compasión y sin averiguar, porque daban como como verdadera la información suministrada por el mismo Estado.

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¡Horror!

Al ver y escuchar a Mancuso cuando se refirió a ese horror en Córdoba y Sucre, una furtiva lagrima se deslizó por mi mejilla. Ese horror lo viví. Lo sentí. Lo percibí. Me estremeció en cada entrevista que le hice a los sobrevivientes de las primeras masacres de la región Caribe. Al mismo tiempo, en aquel tiempo me hice consciente de que la violencia no servía para nada sino para degradar la condición humana. La violencia de la guerrilla, so pretexto de defender a los campesinos de los terratenientes y ganaderos, solo servía para destruir la dignidad humana. (Pueden estudiar el libro que publiqué en 2016: ¿Adiós a la guerra? Cinco clave para la paz).

Esa ¡anatomía del horror! la conocimos en carne propia. La vivimos como periodista sobreviviente del conflicto armado cuando caminamos valles y montañas del Caribe colombiano husmeando el rastro de masacres de campesinos en Córdoba y Sucre al final de los 80s. No sospechábamos que apenas se iniciaba la ¡anatomía del horror! A los autores de estas masacres se les llamaba Los tangueros, dirigidos por un antioqueño llamado Fidel Castaño a quien le apodaban Rambo.

Recuerdo que varios campesinos me sirvieron de guía hasta llegar a unas fosas comunes que el grupo armado había creado con sus muertos en la finca Las Tangas. Esos guías fueron asesinados. Recuerdo al Mello, un campesino delgado, bajito y conversador. La mayoría de los desplazados de esas masacres fundaron el barrio Canta Claro, hasta donde llegué cuando los desplazados de las masacres invadieron una finca para montar sus enramadas. Allí volví a ver a algunos campesinos que había entrevistado en las zonas de masacre.

La osadía

Mi osadía casi la pago con mi vida. Comenzando 1989, le pedí a José María “el Mono” López, alcalde de Montería, una entrevista para que me explicara por qué aparecía como el autor intelectual de la masacre de El Tomate ejecutada por Los tangueros el 30 de agosto de 1988. ¡Sobrevivimos! Fabio Ortiz y yo sufrimos un secuestro express ordenado por López. La policía secreta casi nos entrega a los paramilitares de Castaño para que cumplieran la pena de muerte contra nosotros.

Con la declaración de Mancuso en el día de hoy, 33 años después, se comprobó lo que denunciamos en 1989 sobre “el Mono” López.

Efectivamente, Mancuso reconoció que había conformado con Fidel Castaño el primer escuadrón de la muerte en Córdoba. Su base de operación era las fincas Las Tangas y Misiguay, jurisdicción del municipio de Valencia-Córdoba. Narré un momento sensible que quedó tatauado en la memoria en aquellas crónicas sobre este horror para dar cuentas de las masacres de Mejor Esquina, El tomate, Volador, Purísima, entre otras. Publicar sobre esa verdad fue una codena de muerte. Hoy, más de tres décadas de distancia, la verdad fue reconocida.

Recorrí a pie todo el territorio de San Andrés de Sotavento con la guía de varios indígenas del resguardo. Dormía en chinchorros o en el suelo. Eso no me incomodaba. Lo que me perturbaba era la amenaza de que Los tangueros podrían regresar en cualquier momento. Si me hubiesen encontrado, seguro que no hubiese estado narrando el horror que hoy reconoce uno de sus líderes que fue instrumentalizado por las mismas élites que hoy siguen mandando en nuestro país. Mancuso lo dijo hoy:

A cualquier campesino que encontrábamos y le preguntábamos si habían visto a la guerrilla y no nos decía la verdad o que sospechásemos que eran colaboradores de ella, los ejecutábamos…

Mncuso ante la jEP.

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Sobreviviente de la ¡anatomía del horror!

Mis guías eran campesinos o indígenas que querían denunciar el horror. Menos mal, 33 años después le agradezco a la vida y a Dios que en esos recorridos no nos topamos con Los tangueros cuando visitamos Las Tangas, Misiguay, El Tomate, Arboletes, Valencia, Tierralta y San Andrés de Sotavento. Diferente fue la suerte de la colega Silvia Duzán, esposa de Salomón Kalmanovitz, hija del periodista Lucio Duzán y hermana de la columnista María Jimenena Duzán. Ella se topó con los paramilitares del Magdalena Medio buscando narrar la historia de las masacres. Sus guías fueron asesinados. Y cayó junto con ellos en lo que se conoció como la Tercera Masacre de Cimitarra, el 26 de febrero de 1990. Su crimen fue declarado de lesa humanidad. Pero sigue en la impunidad.

Este 10 de mayo se inició la audiencia única de aporte a la verdad en la cual comenzó a comparecer vía virtual uno de los comandantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Salvatore Mancuso Gómez. A las 8:40 de la mañana se inició la audiencia desde Montería con los actos protocolarios donde la nota peculiar fue aportada por el compositor y decimero Alvaro Álvarez Hernandez:

¿Qué pasa con nuestros seres queridos desaparecidos? ¡Que diga la verdad!

Mientras la JEP le advirtió a Mancuso:

Que su verdad supere el umbral de lo que se aclaró judicialmente. Nacimiento y consolidación del paramilitarismo. Que se ajusten a los principios de la justicia restaurativa. Abstenerse de narrativas sobre decisiones judiciales proferidas en su contra, escenarios y discursos autoreferenciales … verdades a medias. Es la única oportunidad de contar la verdad plena.

Magistrada de la JEP

A las 4:30 se terminó el primer día de la Audiencia Pública y Única de Aporte de Verdad. ¿Tendrá consecuencias? Si esta verdad no tiene consecuencias, Colombia quedaría condenada a sufrir la maldición de Sísifo por in saecula saeculorum.

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