Dice estar enfermo, pero no dice de qué. Alí BaDau y sus 40 malandrinadas.

«Alí BaDau» y sus 40 malandrinadas es un caso de la vida real. Si bien es alegórico al antiguo cuento de nuestra infancia lejana, lo que aquí se narra es la purita verdad. Son 20 meses de gobierno y 40 malandrinadas que trascienden lo legal, disciplinario y fiscal. Pero vamos a elaborar el top 20 de ellas. La clase política y empresarial transformó la ciudad Heroica en una cueva de ladrones. Los políticos, sus financistas y contratistas despedazaban a sus anchas panchas el presupuesto oficial. Por eso, al principio, la ciudad creyó en un mesía que venía con una narrativa de salvarlo de la corrupción. La ciudad quería un tractor para arrasar toda clase de maleza. Y terminó arrasándose ella misma. 

Cuando el alcalde «Alí BaDau» (William Dau Chamat) entró a la cueva para salvarnos de los salteadores, lo deslumbró el gran botín malandrín.  ¡Eran $2 billones! El brillo del tesoro lo deslumbró. Quedó ciego. Todo lo que prometió al pueblo de Cartagena se le olvidó.  Olvidó que había prometido: «acabar con la corrupción, meter presos a los malandrines e irrigar mensualmente $15 mil millones a los pobres».

Si la alcaldesa Judith Pinedo Flórez está en la cárcel por menos ¿por qué William Dau, como Dionisio Vélez Trujillo, que ha hecho para rifar, los organismos de control y de justicia miran hacia un lado? ¿Esperarán 10 años para que lo procesen? La ciudad sigue descuadernada como el país de Iván Duque. ¿Qué va a hacer Dau si lo condenan por alguna de estas malandrinadas? Se va para Nueva York y se olvidará de Cartagena. El botín malandrín se lo fumará en sus famosas fiestas de Baco. Sus relaciones financieras se lo permiten. De la misma manera como Dionisio Vélez armó una empresa en el paraíso fiscal de Panamá, Dau se lo puede llevar a Delaware. 

La enfermedad de Alí BaDau

¿Se puede procesar a un enfermo mental? En Colombia se le declara inimputable. El alcalde ha dicho en reiteradas ocasiones que él está enfermo. Una vez se lo dijo a la RW. Pero nunca ha mencionado la enfermedad que padece. De hecho, todo lo que él dice y sus morisquetas indican que le hace falta un tornillo. En realidad, a quien le hace falta un tornillo es a la sociedad cartagenera que lo eligió.

Un equipo de siquiatras le explicó a Vox Populi que probablemente el alcalde tiene tres enfermedades mentales. 1. Bipolaridad. 2. Megalomanía. 3. Adicción. Él dice que está enfermo, pero nunca ha dicho de qué sufre, cuál es su enfermedad. Un gobernante está en el deber de revelar sus enfermedades y ser honesto con la ciudad que creyó en él.

Alí BaDau, la misma muñeca

Claro, la gente le creyó porque Cartagena es una cueva de ladrones. Pero ese tesoro público se lo gastaban en funcionamiento (burocracia) y en contratos teledirigidos a financistas y testaferros con empresas de fachadas. Lo que quedaba lo destinaban para «apoyo a la gestión» (OPS) y la inversión social quedaba reducida a la mínima expresión. 

Hoy, en la administración de Alí Badau, nada es diferente. «Es la misma muñeca con diferente pollerín». Es el mismo sistema corruptor que prometió acabar. Dau dejó ver su alma de malandrín cuando le dieron la oportunidad. Por ejemplo, en la contratación de la cuarentena cuando nos encerró mediante fallidos decretos, se comió a dentelladas $28 mil millones con contratos chimbos. Litro de gel a $49 mil. La gobernación de Bolívar lo compró a $28 mil. Los mercaditos fueron un negocio que se lo entregaron a los amigos de Alí BaDau. El PAE otro negocio jugoso con la Bolsa Mercantil. En el mercadito una lata de atún la reemplazaron por un par de huevos que en aquella época costaba $350 cada uno. Es decir, $700 y los contratistas lo cobraron a $3.500. O sea que las pechugas en el gobierno de Manolo les quedó chiquita,

Con esas malandrinadas, al jefe de la banda se le corrió el antifaz. Quedó descubierto. ¡Es Ali BaDau, el antimalandrín!, cuya estirpe vino de Palestina a hacer negocio y acumular dinero. Lo hacía con su trabajo y con honestidad. En su administración él mismo se hacía llamar con el alias  «Tractor». Y terminó en pura carretilla. Ahora la misma gente le dice «Carretilla Loca».  ¿Por qué no llamarle Alí BaDau y sus malandrines? La buena fama se gana, dice la Corte Constitucional en su jurisprudencia sobre el buen nombre.

Tu papá te quiere joder

“Tu papá te quiere” joder. La megalomaía en pasta de Alí BaDau y sus 4o malandrinadas.

Remembre, después del Tractor, comenzó a llamarse «el papá de los cartageneros» y se descubrió que era un papá pernicioso. Mal ejemplo para sus hijos. Lo pusimos al descubierto el pasado 2 de febrero durante la audiencia de la revocatoria donde gastaron $500 millones del tesoro de «Alí Badau» para que periodistas, influencers, raperos, champeteros y artistas urbanos dijeran que «tu papá te quiere». Les pagaron $500 mil pesos a cada participante, pero sus calanchines se embolsillaron el resto. Fueron $500 millones que se fumaron.

¿«Tu papá te quiere»? Te quiere joder. Está jodiendo a Cartagena como la ha jodido la clase política con la que ahora está aliado. El alcalde no es transparente. Tampoco es una persona idónea para el cargo. No dignifica la alcaldía. La corrompe como el salitre de la Boquilla corrompe los aparatos electrónicos. Es un hombre éticamente insostenible. No tiene límites morales. Carece principios éticos. No es una buena persona. Es incapaz de gobernar porque está enfermo de la mente. Para hacer el bien, la clave está en el Ser, no en la mente.

Por eso, el mentado «Alí Badau» dejó intacta la cueva donde los malandrines guardaban el botín. Lo único que se debe destacar es que los puso merecidamente en el escarnio público. Pero utilizó métodos rastreros. No éticos. Su discurso, su narrativa caló, porque la ciudad está asqueada de su clase política corrupta. Una clase que ahora está callada con el rabo entre las piernas. Atemorizada. Esperan pescar en rio revuelto. 

«¡Cojan a los malandrines!»

Dau dijo, «¡cojan a los malandrines!». Con esa narrativa anticorrupción hipnotizó a media ciudad. Igualmente a muchos jóvenes incomprendidos y marginados. La mirada pendeja de los cartageneros se enfocó en 40 malandrines de la ciudad y el departamento, mientras él atesoraba el botín que dejaron en su estampida. 

Sin embargo, hoy la cueva de los malandrines sigue intacta. Ahora, ellos regresaron. Él reparte el botín a los antiguos malandrines. «Estoy de pipí cogido con el concejo». Fue la frase célebre que dijo a los medios de comunicación que sirven de picó de sus malandrinadas, luego del acuerdo con el presidente de la corporación, Wilson Toncel. Ese acuerdo lo hicieron con un pase de cerveza.

La cueva de Alí BaDau

Es así que debemos decir que la cueva de los malandrines sigue intacta. En esta época es peor. No se sabe para dónde cogió el botín. ¡Son $2 billones cada año!. Alí BaDau dijo en su discurso electoral que los malandrines se quedaban con $700 mil millones de ese presupuesto. ¿Dónde está ese dinero en estos 20 meses de malandrinadas? Si él no se lo gastó, ¿quien tiene la tula? ¿La mandó a Estados Unidos? ¿Tendrá un Delaware como el contrato de Mintic? Realmente es un crimen que merece castigo de la justicia.

La ciudad, no solo es una cueva de ladrones, también es un caos urbanístico y un mar de huecos. La inseguridad campea. Todo el mundo hace lo que le da la gana, La gente más pobre aguanta más hambre que en la época de los malandrines. Y como estos no tienen el tesoro ¿quién se quedó con el botín?  

El alcalde tiene en su haber 40 malandrinadas que nos dimos a la tarea de sistematizar. En estas entregas hablaremos de 20 de ellas. Si los malandrines crearon un sistema de corrupción para atesorar lo que se robaban del erario, ¿qué hizo Alí BaDau con ese sistema. Gobierna con ese mismo sistema. Uno de esos es el circulo vicioso de las 42 inspecciones de policía urbanas y rurales.

«Alí Badau» llegó a lo más profundo de la cueva. Descubrió el botín de los malandrines que le hizo descorrer su antifaz de malandro. El tesoro lo encegueció y lo hizo olvidar de las promesas. Sin duda, su suerte será la del Fiscal Anticorrupción corrupto, Gustavo Moreno Rivera. Terminará en la cárcel. ¿Lo podrán imputar? ¿Y si se declara enfermo mental y se interna en una clínica de reposo de Nueva York? ¿Qué pasará de nuestra querida Cartagena, la siempre Heroica?

Próxima entrega: Alí BaDau y sus 40 inspectores

Te invito a leer: El prontuario de Alí BaDau y sus 40 inspectores

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