
Volver al río Magdalena era un suceso increíble para la navegación turística de alto turmequé. Un sueño de 64 años. La noche del 7 de abril de 2025, el gobernador de Bolívar, Yamil Arana Padauí, desplazó la nostalgia de una generación octogenaria que creció viendo el barco David Arango atracando en puertos como el de Barranquilla y Magangué.
En la Ciudad de los Tres Ríos terminó la vida del «Titanic del Río», supuestamente porque una mucama dejó la plancha enchufada en uno de los lujosos camarotes. Y con ese incendio, se acabó la navegación turística, le dieron las espaldas al río y comenzó la nostalgia de los viejos con sus historias de los barcos de lujo.
Esa noche en Mompox ―después de 64 años (repito)― llegó un barco de lujo con turistas de alto estrato social. Entre sus pasajeros también estaba el director ejecutivo de AmaWaterways, Beno Atan, los dueños de AmaMagdalena. Un suceso realmente histórico.
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Del David Arango al AmaMagdalena
Se trata del AmaMagdalena, uno de los dos cruceros que surcarán el río Magdalena, el Gran Yuma, que nace en el huila y entrega sus aguas al Mar Caribe en Bocas de Cenizas de Barranquilla. Sus camarotes de lujo, camas con colchón relleno de pluma de ganso, barrotes dorados, alfombras de Persia, piscinas de tres niveles, comida internacional y criolla, se constituyen en el escenario ideal para el amor romántico en estos tiempos de distracción digital y de redes sociales.
En la panza del lujoso crucero iba una tripulación de 30 personas para atender a 60 turistas en su viaje inaugural. Un viaje lleno de lujos que nos hará olvidar al «Titanic del Río».
Dentro de 5 día, la ruta debe terminar en Barranquilla, después de pasar por Magangué. Son 7 noches con sus días navegando y avistando el paisaje caribeño en la tierra del olvido. El inmenso barco que le cabe una cancha de fútbol, pues, tiene 225 pies de eslora y 42,6 metros de ancho, será el el deleite de los turistas extranjeros que se extasían con ese paisaje tropical riano.
Al arribo en Mompox, la gente se subía a las copas de los árboles para otear las luces del inmenso barco de tres pisos que parecía una estrella salida del río. ¿Podrá acabar con la nostalgia del David Arango que sienten esos octogenarios que deambulan todavía en Magangué? Tal es el caso de Guillermo, mi hermano mayor de la línea paterna, que presenció el incendio de ese barco insignia de la navegación turística a vapor. Sus restos terminaron en el puerto de Yatí luego de que el fuego consumiera sus lujosos acabados.
Son dos barcos que surcarán el río de nuestros ancestros los pijaos, los zenúes, los malibues y los pocabuy de la depresión momposina. Sus turistas podrán ver las danzas ancestrales de estos pueblos indígenas que eran los navegantes de antaño en sus canoas de maderas náufragas. Son dos barcos y dos rutas que se convierten en una ventana al turismo del mundo que impactará a la economía turística del Caribe colombiano.
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Bolívar, mejor turismo

El Gobernador de Bolívar, Yamil Arana Padauí, expresó con orgullo que este evento pone a Bolívar, y especialmente a Mompox, en los ojos del mundo.
“Este es el crucero que transforma al Caribe colombiano, especialmente a nuestro departamento. Estamos felices y nos queda compartir esta felicidad con ustedes.”
El mandatario presenció la llegada de la nave y participó en el recorrido. El AmaMagdalena estará navegando por el Canal del Dique, arribando primero al corregimiento de Gambote. Desde allí, los turistas continuarán su recorrido hacia Palenque, Calamar y Magangué, conociendo de cerca las costumbres, la gastronomía y la cultura de las poblaciones de Bolívar.
Todo esto hace parte de la estrategia de la gobernación de Bolívar para reactivar el turismo en la región. Se trata de aprovechar el potencial de sus ríos y paisajes naturales, así como la rica historia y cultura local.
Volver al río
De esa manera Bolívar, junto a Cartagena, busca posicionarse como uno de los destinos turísticos más atractivos y únicos del Caribe colombiano. Se espera que se dinamice la economía, genere empleo, desarrollo económico y una mayor visibilidad a nivel nacional e internacional.
La llegada del AmaMagdalena marca un nuevo capítulo en la historia turística de Bolívar. Capítulo que se le debe reconocer al gobernador Arana y a su equipo de gobierno.
Volver al río Magdalena era un suceso increíble que los rianos esperábamos. Pero ahora los viejos octogenarios vieron cumplidos su sueño de ver un barco igual o superior al David Arango.
Los jóvenes de hoy podrán construir sus propias nostalgias. En el mañana recordarán en sus años idos la primera llegada del inmenso barco de lujo a sus puertos que se vinieron a menos.
Hoy, a esos puertos llegan la escasez y la pobreza por falta de una política que incentive la economía natural de la región, cuya cultura anfibia (como decía el riano Orlando Fals Borda) se necesita incentivar.
Volver al río con estos cruceros fluviales, se espera que la economía popular fluya como el Gran Yuma. y que las ciénagas, que lo rodean, sean caldo de cultivo para el bocachico, el coroconro y el bagre. Soñar no cuesta nada. Porque «los sueños, sueños son», decía Unamuno. Volver al río, una gran decisión.