En una valla publicitaria, ubicada en el sector comercial de una ciudad colombiana, mediante una fotografía impecable aparece la imagen, supuestamente de Jesús, vestido de frac. Esta versión del hijo de Dios, vestido impecablemente como toda una estrella de Hollywood, con el pelo engominado y con una mirada seductora, da la impresión de estar posando para que los desprevenidos transeúntes se percaten de la estratégica publicidad.
Autor: Analista
«Carnaval de Barranquilla S.A.S mata de hambre a los músicos»: Álvaro «Pelusa» Cabarcas. Al oído del alcalde Jaime Pumarejo y de la gerente Sandra Gómez Molina.
Este año -dos días antes de la muerte de Joselito – los barranquilleros comenzaron a sufrir un dolor profundo por la lenta e inexorable desaparición de una de las expresiones culturales más valiosas de nuestra fiesta de carnaval: El Festival de Orquestas.
Voy a empezar por Homero. El primer esteticista de la humanidad. No por teórico sino por creador. En su Ilíada, Homero inicia una nueva época, desde lo artístico, para la humanidad, época que aún estamos viviendo. La era de la ficción. De los imaginarios artísticos como parte inherente de nuestras acciones.
La Alianza para el Desarrollo y Defensa del Canal del Dique, luego de la socialización de los prepliegos de la APP Canal del Dique, emitió un comunicado donde anunció acciones judiciales y sociales. Se trata de defender el territorio de la voracidad de los modelos de negocios de las élites bogotanas.
El mundo de los libros empezó para mí en María Eugenia, un barrio de los cerros en mi ciudad natal. Mi padre Simón no me dejaba ir al colegio. Era un escéptico de la escuela. Hijo de un judío quien creía que un arte u oficio era lo único que necesitaba el individuo para surgir en la vida. Como él, que era sastre.
A diferencia de la monumental obra de Kant, la tendencia académica en el arte de los siglos XX y XXI es la de querer convertir todo indicio de lo estético en un conocimiento gobernado por la macabra ciencia positiva. El modelo positivista se ha vuelto una enfermedad, una verdadera pandemia del espíritu occidental. Y el daño es directamente al entendimiento humano. La estética como disciplina del conocimiento no ha escapado a este contagio. Muchos trabajos sobre teoría del arte y de la pretendida ciencia estética, han caído en este abismo. Ya es muy difícil su rescate. Empecemos por abordarlos de manera tangencial, ya que un trabajo detallado llevaría volúmenes enteros.
Vamos a los orígenes del arte occidental. En los griegos existió un término en la lengua ática: Tekné; era la expresión en la lengua de Platón y Aristóteles.
Para mí la experiencia de leer es un acto de niveles inexplicables. No todas las lecturas son lecturas de arte o de literaturas. Personalmente me he aventurado por diferentes sectores del pensamiento. Quizá siguiendo la pista de los clásicos. Pero un lector apenas entra al mundo del texto, así sea con una ortografía y una gramática muy básica, puede darse a entender y quizá lograr comprender lo que trata el texto.
En la Crítica del Juicio Kant se refiere a la chispa del genio, a esa llama que prende el fuego en medio de lo inesperado (Kant, Immanuel. Crítica del Juicio. Madrid: Espasa Calpe, 2007, p. 252). Homero, y con él los artistas, no pueden mostrar cómo se encuentran o surgen de su cabeza las ideas que, ricas en fantasía y llenas de pensamiento, salen a la luz. Eso sucede porque el poeta o el artista no sabe cómo brota lo que sabe.