El Oso Ruso salió de su madriguera y mordió a Ucrania. Esta invasión rusa nos recuerda cuando en 1968 tropas soviéticas aplastaron la Primavera de Praga que prometía una Checoslovaquia socialista. Pero un socialismo con “una sociedad libre, moderna y profundamente humana”. El autoritarismo estalinista no aceptaba el concepto de libertad ni de democracia.
Esa fue la primera salida del Oso ruso de su guarida, después de la Segunda Guerra Mundial. Ahora tiene dos razones. Las raíces históricas de la Gran Rusia y el valor geopolítico del objetivo militar. En tanto que Putin, al parecer, anhela ser como Pedro El Grande. Quiere reunificar a la Gran Rusia a contrapelo de la occidentalización. Por este hecho, no acepta que ninguna de las naciones, que han compartido historia con ella, se salga de su redil y se vaya para la Organización del Tratado Atlántico Norte-OTAN.
País de raíces autoritarias
Rusia jamás ha conocido la libertad ni la democracia. Son dos conceptos nacidos de una narrativa sobre los derechos humanos que apenas se consolida después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando en 1917 la Revolución de Octubre triunfó, Rusia era un país que no había salido del arado y el buey
Los bolcheviques liderados por Lenin y Trotsky realizaron un golpe de Estado. Se tomaron el poder y crearon un gobierno soviético. Es decir, un gobierno popular representado por el consejo de obreros, campesinos y soldados. El 85% de la población estaba en el campo, y solo había 5 millones de trabajadores. El régimen zarista era autoritario y centralizado. Los opositores eran exterminados, encarcelados o desterrados a las estepas siberianas.
Con la muerte de Lenin (1924) y el destierro de León Trotsky (1929), tal gobierno degeneró en un país burocráticamente centralizado, sin democracia y sin libertad. Se impuso una dictadura burocrática liderada por Stalin.
La burocracia se globaliza
En los 70 años de la antigua Unión Soviética nada distinto sucedió hasta 1991, año en que se produjo su desintegración. En ese período de dictadura burocrática, el investigador Robert Conquest, señala el régimen estalinista dejó entre trece a quince millones de rusos asesinados, muchos de ellos ucranianos. Millones desterrados a hacer trabajos forzados en Siberia.
La izquierda en el mundo fue absorbida por este sistema político a través de los partidos comunistas creados por la Tercera Internacional dirigida desde Moscú por Stalin y su camarilla burocrática. La dictadura del proletariado pasó a ser la dictadura burocrática estalinista que exportó a países como China (1949) y Cuba (1959). Estas naciones tenían los mismos rasgos económico-sociales y políticos de la Rusia de 1917. Y también se dedicaron a exportar su revolución.
Putin reunifica a Rusia
La invasión del Oso ruso a Ucrania (26 de febrero 2022) fue justificada por Putin como lo hizo Leonid Ilich Brézhnev en 1966 con la nación checa. Los que conocen la historia política saben perfectamente que ninguna invasión trae consecuencias buenas para el país invadido. Aunque la propaganda rusa o la occidental digan todo lo contrario cuando algunos de sus países imperiales invaden a otro país.
La guerra contra Ucrania es la misma que hizo contra Georgia. Y Occidente se calló como lo hizo con la guerra en Siria. Pero la pretensión de Putin -que tendrá los mismos años en el poder que tuvo Stalin- es reunificar todas las naciones de la otrora Gran Rusia, tal como lo hizo Pedro El Grande o el mismo Stalin después de la Segunda Guerra Mundial.
En la primavera Árabe Rusia aplicó el principio de la guerra asimétrica o guerra híbrida (2015) contra “los terroristas” de Siria que se oponían al gobierno corrupto y dictatorial de Bashar Al Assad. Tal como lo hizo Estados Unidos, Inglaterra o Francia con Libia y otros países del mundo árabe. El Oso Ruso buscó un pedazo de ese pudín con la guerra de Siria.
Igualmente podemos citar la guerra por Georgia matizada con los conflictos étnicos entre Osetia del Sur y el gobierno georgiano.
Por esa razón, debemos escudriñar dos claves para entender este conflicto. Las raíces históricas y el valor geopolítico del objetivo militar. Porque, al decir de Clausewitz, la acción militar es la prolongación de la política.
El Oso Ruso despierta a Alemania
La invasión rusa a Ucrania hizo despertar en el día de hoy a Alemania de ese largo período en el cual no quería saber nada de armamentismo. Pero Olaf Scholz, jefe de gobierno alemán, acaba de anunciar la creación de un presupuesto para tres años de 100 mil millones de euros destinados a la defensa. Esa cantidad equivale a tres veces el presupuesto para la defensa de Rusia. Si los otros países de la Europa occidental se unen, el Oso Ruso no tendría más remedio que regresarse a su madriguera. Y esperar desde allá cualquier retaliación de sus históricos contrincantes. En estos momentos la Unión Europea anunció que le acaban de aprobar 450 millones de euros a Ucrania para la compra de armamentos, más 50 millones para suministros no letales, como combustible y equipos de protección. La mayor parte de ese dinero lo va a poner Alemania.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los países aliados le impusieron a Alemania dos regímenes. El autoritario burocrático ruso, y el democrático-burgués de Estados Unidos. El primero colapsó en 1989 con la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento soviético. El segundo se enriqueció hasta convertirse en el país más poderoso de Europa.
Razones de la nueva invasión
¿Por qué la Rusia de Putin invadió a Ucrania? Como ya lo señalamos, a nuestro modo ver, hay dos causas. Una histórica y la otra geoestratégica. En la primera causa tiene un antecedente histórico inmediato. En 1922 el partido Bolchevique creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, constituida por Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Transcaucasia, las cuales hacían parte del imperio de los zares rusos. Al desintegrarse la Unión Soviética en 1991, Ucrania se constituyó en una república independiente, y se quedó con varias bases militares estratégicas instaladas por el Kremlin de Moscú.
Ahora, desde el punto de vista de la geopolítica, la ubicación geográfica de Ucrania es importante para la protección de la seguridad nacional de Rusia. Es el eje entre la Europa de la OTAN y la Rusia de Putin.
Por tanto, Ucrania tiene una posición estratégica que para Rusia se convierte en una amenaza sobreviniente. Puesto que, en 2008, Ucrania pidió integrar la Organización del Tratado Atlántico Norte creada en abril de 1949 y liderada por los Estados Unidos e Inglaterra. En tanto que Moscú lideró los países del Pacto de Varsovia formado en 1955 como respuesta a la OTAN. En 2010 fue elegido Víctor Yanukovich presidente de Ucrania. Pero despertó grandes manifestaciones contra el gobierno corrupto y por la libertad. Estas protestas masivas se denominaron Euromaidán que pedía libertad y dignidad, proclive a la Unión Europea.
Ucrania mira a Europa
El depuesto presidente Yanukóvich era proclive a Moscú. Luego, cuando se creó una nueva constitución, en cuyo preámbulo quedó incluido su giro hacia la Europa democrática, en 2014, por primera vez Rusia invadió a Ucrania. Tomó Crimea, una isla estratégica donde funciona la base militar Sebastopol de la antigua Unión Soviética que servía de disuasión contra los países de la OTAN. Así como el Euromaidán no quería nada con Moscú, porque avistó las intenciones totalitarias de Putin, la Ucrania de Volodímir Oleksándrovich Zelenski mira hacia Europa y a la OTAN. Y esto no le gustó al Oso Ruso.
Con esta nueva invasión rusa a Ucrania, parece que las cosas son distintas. Europa y Estados Unidos reaccionaron. En los seis días de guerra, al tiempo que promueven el diálogo ruso-ucraniano, adoptaron medidas drásticas contra Rusia. Iniciaron un bloqueo económico que en el día de hoy provocó la caída brusca del rublo, la moneda rusa. Ningún avión ruso es recibido en los aeropuertos de Europa. Sus bancos quedarían por fuera del sistema de mensajería financiera Swisft. Si esta medida se confirma, el Oso del norte recibiría un duro golpe a su economía. Y, como corolario de las medidas excepcionales, la FIFA anunció que Rusia quedó por fuera del mundial de Qatar.
Quiero quedarme con las palabras de millones de ucranianos promotores del gran movimiento político llamado Euromaidán: está naciendo una nueva revolución política por la libertad y la dignidad. Por tanto, ninguna invasión de un país contra otro debe ser justificada. A Ucrania se le debe respetar si quiere liberarse de su pasado totalitario y represor que dejó millones de víctimas durante 70 años sin libertad y sin dignidad.
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