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Reforma Laboral Integral, el tercer camino
Reforma Laboral Integral, el tercer camino

Después de la euforia de los impulsores de las dos corrientes enfrentadas en el debate legislativo, viene la reflexión. ¿Por qué el Congreso no aprobó una Reforma Laboral Integral, como teóricamente lo prometió el presidente Gustavo Petro? Bajo el imperio de la inconsciencia, esas dos corrientes de pensamiento fueron incapaces de interpretar el bien común de la sociedad colombiana para tener unas relaciones obrero—patronales altamente productivas.

Las dos corrientes enfrentadas en el Congreso, tuvieron una tensión dramática con la convocatoria de la consulta popular. Defienden intereses aparentemente irreconciliables de trabajadores y empresarios. Una se sostiene en la hostilidad hacia los empresarios, percibidos como explotadores; la otra, en un desprecio hacia los trabajadores, a quienes niega, incluso, el derecho a una remuneración justa. Y, sin embargo, las dos corrientes salieron insatisfechas de lo aprobado por las dos cámaras.

La Reforma Laboral Integral

No obstante, hay un tercer camino que los líderes políticos, gremiales y sindicales no vieron, porque están presos en las ideologías o en la avaricia capitalista. El verdadero camino para superar el conflicto binario y paralizante de estas dos corrientes enfrentadas —una antiempresarial y otra antitrabajador—, que nos debe llevar a una Reforma Laboral Integral. Reforma que construya una síntesis superadora, bajo los principios de equidad, productividad y diálogo social. Principios ausentes en la Reforma Laboral del senado, que no del presidente Gustavo Petro.

Lo relevante

Los medios de comunicación, las redes sociales y los líderes de opinión destacaron lo más relevante de lo aprobado por el congreso. Si bien restableció parte de los derechos desmontados con la ley 50 de 1990, dista mucho de lo que es una Reforma Laboral Integral.

  • Jornada diurna entre las 6:00 am a 7:00 pm. Jornada Nocturna entre las 7:00 pm a 6:00 am. Recargo nocturno del 35% sobre el valor de la hora ordinaria.
  • Jornada máxima legal de 8 horas diarias y 42 horas semanales. Recargo dominical y festivos al 100 %. El aumento será gradual: julio 2025: recargo 80%, 1 de julio 2026: recargo 90% y 1 julio 2027: recargo 100%.
  • Formalización de las microempresas: Les permite efectuar aportes a la seguridad social por tiempo parcial. El Gobierno se comprometió, al 20 de julio, presentar una iniciativa legislativa de incentivos y créditos con tasas de interés sostenibles para sus proyectos productivos.
  • Vinculación de las madres comunitarias y sustitutas. Un hecho relevante para este sector que tenía un promesa incumplida.

Igualmente, incluye otros derechos de importancia para los trabajadores. Se eliminaron varios temas considerados regresivos. Eliminación del trabajo por horas. Igualmente, la cotización a tiempo parcial y la jornada máxima legal bajo el esquema 4×3.

El retroceso

Juan Felipe Lemos, Angélica Lozano y Jhon Jairo Roldán en la radicación de la ponencia de la reforma laboral. Detrás de ellos, Charles Chapman.
Juan Felipe Lemos, Angélica Lozano y Jhon Jairo Roldán en la radicación de la ponencia de la reforma laboral. Detrás de ellos, Charles Chapman. /Foto: X: @AngelicaLozanoC

Pero hubo un retroceso cuando se eliminó el debido proceso laboral a petición de los ponentes Juan Felipe Lemos, senador del partido de la U, y Jhon Jairo Roldan, senador del partido Liberal. Fueron designados por la senadora del partido Verde, Angélica Lozano.

Según la revista Raya, el asesor de los ponentes fue el abogado Charles Chapman. Los ponentes manifestaron que fue contratado por el conservador Efraín Cepeda, presidente del senado. Ellos fueron los autores del artículo 7 de la reforma que le permitirá a las grandes empresas desvincular a sus trabajadores en forma exprés.

La reforma aprobada no superó el desmonte de la ley 50 de 1990. Pero tampoco avanzó más allá del Código Laboral de 1950 o Decreto 2663 de 1950, de acuerdo con algunos expertos en derecho laboral consultados por VoxPopuli Digital. O sea, que la búsqueda de una Reforma Laboral Integral sigue tan vigente como antes.

El odio y el interés común

En el discurso de la reforma, el odio prevaleció —como emoción, como narrativa y como acción— por encima del interés común y el bienestar social. La tensión Congreso—Presidencia se resolvió a favor de los dos, pero no a favor de la sociedad. Los líderes políticos, gremiales y sindicales, atrapados en esas dos dinámicas ideológicas, son inconscientes de su inconsciencia. Por tanto, se les hace imposible mirar un tercer camino: el interés común de la Gran Colombia.

Si queremos personalizar esas contradicciones que impidió una Reforma Laboral Integral, gracias al discurso de odio de ambas corrientes, podríamos señalar a los líderes de la mayoría de las bancadas conservadora, la U, Cambio Radical, Centro Democrático y Liberal, por un lado. Por el otro, el presidente Gustavo Petro, su bancada del Pacto Histórico y sus aliados circunstanciales.

La primera se guía por una mala interpretación de las ideas del llamado padre del liberalismo económico, Adam Smith, autor de “La riqueza de las naciones”, publicada en 1776. La corriente neoclásica, derivada de esa mala interpretación, considera que el mercado regula todo. Que solo se necesita un Estado chiquito para velar por los intereses de la sociedad.

En consecuencia, se necesita privatizar la economía, las relaciones de producción, el empleo, los salarios. O sea, la producción de bienes y servicios que la sociedad necesita para su desarrollo social.

Por el contrario, la segunda corriente estima que solo el Estado representa los intereses de los más débiles, especialmente de los trabajadores. Esta concepción obrerista, es enemiga de lo privado. Propone un Estado controlado por un partido único fiel a los intereses de los trabadores y del pueblo.

Eurocentrismo laboral

Las dos concepciones ―que tienen un mismo origen en el eurocentrismo europeo― sacrifican la libertad del individuo y de la sociedad a nombre de la libertad, la igualdad y del bienestar común. Paradójicamente, el liberalismo económico se basa en la libertad de unos cuantos poderosos que someten a los más débiles.

En tanto que la concepción estatista sacrifica la libertad individual y colectiva, subyugado por el partido único sabelotodo, vanguardia del proletariado. El único capaz de interpretar fielmente a los trabajadores y de su libertad es ese partido. Esta concepción se impuso en los procesos revolucionarios triunfantes: Rusia,(1917) China,(1949) Cuba (1959) y un largo etcétera.

Salvo China y los que siguieron su modelo, resolvieron la escasez económica, pero no la desigualdad que tal concepción propone. El modelo venezolano, por el contrario, es el ejemplo más cercano que la sociedad colombiana tiene.

El modelo cubano de la escasez se impuso como derivado de la Venezuela de Chávez. Quisieron resolver la desigualdad y la escasez mediante la estatización de la economía. Este hecho terminó en más desigualdad y más escasez, independientemente de la existencia del bloqueo económico.

Sobre el tema de un contexto de crisis de la demanda agregada, el mismo Marx señaló que si los procesos de transformación de la sociedad no resuelven el problema de la escasez y la desigualdad, se regresará a lo mismo. Sin una verdadera superación de las condiciones materiales y sociales que causan la alienación, se regresa a una situación de opresión y deshumanización, independientemente de la ideología declarada.

La contradicción

¿Cómo se resuelve esa contradicción entre los que predican esas dos concepciones y sus resultados? La respuesta es otra paradoja. La desigualdad y la escasez solo se puede resolver con libertad económica del individuo.

Pero si ese sujeto está dominado por la inconsciencia, solo ve el interés particular y no del prójimo como pretendió Adam Smith. En China le dieron riendas suelta a la iniciativa privada bajo el control del Partido Comunista Chino-PCC. La trinca burocrática que conforma el buró político controla al partido, que somete al Estado, y este, a su vez, a toda la sociedad. Los chinos hicieron una interpretación particular de la práctica leninista―estalinista del poder.

El contexto para una Reforma Laboral Integral

Según John Maynard Keynes, los intereses de empresarios y trabajadores pueden ser complementarios, especialmente en contextos donde la economía enfrenta baja demanda agregada como la colombiana.

Keynes argumentaba que cuando los trabajadores tienen empleo y buenos salarios, consumen más, lo que a su vez beneficia a los empresarios al aumentar la demanda de bienes y servicios. En este sentido, mejorar las condiciones laborales no solo es justo, sino también funcional para el crecimiento económico. Su enfoque rompía con la visión clásica de que los salarios altos perjudican la rentabilidad empresarial.

Sin embargo, también reconocía que en el corto plazo pueden surgir tensiones. Por ejemplo, si los aumentos salariales superan la productividad o si los empresarios reducen la inversión por incertidumbre, como puede suceder ahora con la reforma laboral. Por eso, proponía que el Estado interviniera para equilibrar estos intereses, promoviendo políticas que estimulen el empleo sin desincentivar la inversión.

El tercer camino

Empero, una tercera visión, despojada de las ataduras ideológicas, propondría una interpretación equilibrada de esas dos praxis que terminan en lo mismo: escasez y desigualdad. Un tercer camino que nos conduciría a La Gran Colombia. Esta concepción indica que los intereses de empresarios y trabajadores no necesariamente son contrarios, sino complementarios. Se busca una sociedad de bienestar común con una economía para la vida. Lo demás es ideología pura.

Si el empresario aumenta la productividad de sus empresas, aumenta sus ganancias. Si los trabajadores tienen mejores ingresos y más bienestar laboral pueden incrementar la productividad. De esta manera, existe un gana―gana en la relación obrero patronal. Pero también gana la sociedad con una economía robusta.

En tanto que para la tercera visión, esta complementariedad es el camino posible para el bienestar del conjunto de la sociedad y no de parte de una de las dos posiciones enfrentadas. Este es núcleo temático de esta primera entrega y de las siguientes.

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