La última cena en el gastrobar de los Dau selló la muerte de los holandeses Robert y Nienke (31 y 29 años, respectivamente). Hoy se cumplen 21 días de esa tragedia, cuya causa no ha sido divulgada oficialmente. El informe de la necropsia de sus cuerpos se confrontará con otros estudios que realizarán en Amsterdam. ¿Pudieron morir por una simple intoxicación alimentaria? ¿O por una mixología molecular que excita el sistema nervioso central? ¿Se pasaron de dosis en los ingredientes? Los cadáveres hablan. Todo apunta a que hay algo más complejo en la causa de ese fatídico desenlace.
Los síntomas que soportaron las víctimas provocaron varias conjeturas entre el personal que atendió a los turistas en Medihelp. ¿Pudieron morir por un veneno para ratas? ¿Probablemente sea la toxina que se conoce como “La última cena”?
La paradoja
Si, es la paradoja de la vida. La pareja vino por placer y regresaron a su país de origen en cajones metálicos. ¿La última cena de Robert Gerrit Kootte y Nienke Guri Trishna Bawa hasta ahora es un misterio? Ellos llegaron al restaurante de los Dau (Abraham Dau, el hijo del alcalde de Cartagena, aparece como el dueño) atraído por una sofisticada publicidad digital. Puesto que eran turistas experienciales con capacidad de pago, querían construir una acción que les produjera un intenso placer. Venían de un país con una alta tolerancia al consumo de sustancias alucinógenas. ¡Ellos querían dopamina! Esperaban terminar el domingo con una experiencia que les hiciera reventar sus neurotransmisores. Querían más placer del que no hallaron durante su visita al mercado de Bazurto donde degustaron la comida autóctona. Para estructurar la investigación de las muertes, los investigadores deben recorrer con detenimiento tres sitios: Arsenal The Rum Box, Hotel Casa del Coliseo y Clínica Medihelp.
En efecto, es la paradoja de la vida. Los turistas llegaron a experimentar momentos únicos. Incluso, querían probar los cócteles del gastrobar de los Dau con la mixología excitante que ofrecen en sus mezclas mágicas.
Se debe citar un hecho que llama la atención. Un comensal que llegó al gastrobar de los Dau y bebió diferentes cócteles de esa mezcla mágica, hace varios meses, tuvo un episodio difícil con vómitos, neuralgia y dolor estomacal. El hecho pasó a menores, porque el joven pudo recuperarse satisfactoriamente para contarme su historia.
La última cena en el gastrobar de los Dau
Luego de ir al hotel Casa del Coliseo a descansar, asearse y cambiarse, Robert y Nienke llegaron a las 8:30 de la noche, como el mismo Abraham Dau lo reconoció ante algunos periodistas. Ellos querían sentir, vivir y gozar otro placer para cerrar un domingo experiencial luego de haber disfrutado, al mediodía, las comidas de Bazurto. Si hubiesen tenido problemas estomacales, seguro que no hubiesen salido por la noche. Esperaban una experiencia sin igual que prometía la publicidad del gastrobar de los Dau. ¡Placer! ¡Dopamina!
Por supuesto, jamás pensaron en suicidarse. La semana pasada ya habían estado en Minca, Sierra Nevada de Santa Marta, donde tuvieron una grata experiencia con la naturaleza. Ellos llegaron al restaurante de los Dau para tener una “experiencia íntima” como lo promete su publicidad. Una publicidad con mensajes subliminales que solo interpretan algunas tribus urbanas extranjeras dotadas de ciertos códigos convencionales. Son mensajes que incitan a vivir algo desconocido y atrevido:
“En el corazón de Cartagena de Indias, en el barrio Getsemaní, encontrarás el mejor Gastrobar dedicado a crear las mejores experiencias en gastronomía y coctelería. En el Arsenal The Rum Box recibimos con un abrazo a todos los atrevidos, generosos y amantes de la buena bebida“.
El Arsenal
Desafiar la última cena
Analicemos la publicidad del restaurante de la última cena. Sería una pista para los investigadores de la Fiscalía. Fíjese detenidamente en los sustantivos “atrevidos”, “generoso” y “amantes”. Según la RAE atrevido es un adjetivo que tiene dos acepciones.
La segunda acepción señala:
Entonces tenemos que los turistas extranjeros que llegan al Arsenal deben ser atrevidos ¿para poner en peligro sus vidas? Por supuestos, no deben sentir miedo ante el riesgo de perder la vida. Desde luego que es un misterio que propone la publicidad digital de los Dau. Vayamos al caso concreto: la muerte no tan misteriosa de los turistas holandeses, tal como señalamos en la primera entrega. (La puedes leer: La no tan misteriosa muerte de turistas holandeses).
Turismo experiencial
Turismo experiencial es aquel que promueve una vivencia satisfactoria que se consigue cuando el viajero atribuye significado a aquello que hace durante su viaje, según expone el portal especializado Destino Experencial.
Así las cosas, este tipo de turismo ofrece algo emocionante, intenso y placentero. Le busca significado a tu vida y a la de tu prójimo. Es cuando llego a un sitio desconocido o que tenía tiempo que no visitaba, me conecto con ese entorno social y ambiental. De allí surgió lo que llamé “periodismo inesperado”. Llego sin esperar nada, y sin buscar nada. Sin agenda preconcebida y ¡de pronto! surge el tema y la idea. Percibo sus energías positivas y negativas. Las observo sin juzgarlas. No me resisto. (Leer: Periodismo inesperado, ver la actualidad para mirar la realidad).
¿Cuánto pagarías por sentir el placer más intenso? Tienes que ser “generoso” para sentirte feliz. La experiencia que le da un significado a tu vida es lo más importante. Los que practican este tipo de turismo, que lo asemejo al “periodismo inesperado” que descubrí en mi interior, lo hacen desde0 una experiencia personal.
La última cena en el gastrobar de los Dau, ¿el menú de la muerte?
Así como siento dopamina haciendo un periodismo inesperado o desafiando el poder y el peligro, o haciendo el amor, de la misma forma aquel que es adicto al placer, por ejemplo, a las drogas o a la comida, desearía experimentar una vivencia sin igual. Y aquí estriba el posible origen de la muerte de los dos jóvenes holandeses.
¿Desafiar a la muerte? Existen comensales que degustan un plato en el filo de la vida y de la muerte. Por ejemplo, en la alta cocina de Tokio funcionan algunos restaurantes especializados donde suelen llegar comensales ricos a disfrutar una experiencia emocional: el Fugu. El pescado globo, conocido popularmente, tiene un veneno tan potente que una mínima cantidad podría paralizar el sistema nervioso del comensal. De hecho, le produce al comensal un paro respiratorio o cardiaco.
Sin embargo, para que esos restaurante oferten el fugo, deben cumplir rigurosamente con una serie de exigencias. Al chef se le exige una licencia especial. Un pequeño error de él, bastaría para que mande al otro mundo al atrevido comensal. La cocina debe tener unos requisitos particulares para habilitarla, de acuerdo a un informe de la BBC. Esos ricos comensales están en el filo de la navaja cada vez que se llevan un bocado de fugo a su paladar. ¿Te atreverías a probarlo?
¿El desafío? La última cena en el gastrobar de los Dau
¿Cuál es el desafío en el gastrobar de los Dau? ¿Estás dispuesto a pagar por una cena y una mixología que te haga excitar el sistema nervioso central para expandir el placer de tus sentidos? Te lo contaré en la próxima entrega.