Cuando los niños supervivientes ¡por fin! fueron hallados el 9 de junio en el corazón de la selva del Caquetá, el gobierno seguía entre las cuerdas por causa de las chuzadas o interceptaciones ilegales. De alguna manera, fue un segundo aire después de una andanada de golpes sobre su deteriorada imagen. El hallazgo lo publicó el mismo presidente Gustavo Petro exactamente a las 6:59 de la tarde por tuiter. Pero, la situación se le podría complicar, porque existe una nueva hipótesis que VoxPopuli Digital solicita al gobierno aclarar. Esta hipótesis indica que los niños supervivientes estaban en poder de las disidencias de las FARC de Iván Mordisco en la frontera entre Caquetá y Guaviare, cerca de la zona donde cayó la avioneta el 1 de mayo de 2023.
No obstante, la esperanzadora noticia de los niños supervivientes no eclipsó la enigmática muerte del teniente coronel Óscar Dávila Torres. Esta ocurrió entre las 6:30 y 7:00 de la noche de ese mismo día. Por el contrario, a partir de esos momentos la «mala prensa» se debatió entre cubrir la tragicomedia incentivada desde las altas esferas del gobierno y la tragedia del supuesto suicidio del teniente coronel. Supuesto, porque a VoxPopuli tiene evidencias de que, al parecer, pudo ser un homicidio sistemáticamente preparado. (Como no tenemos prisa por la chiva, la próxima entrega de la serie de bola de nieve hablaremos sobre este tema).
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La tragicomedia
En efecto, en el mismo momento en que el presidente Petro daba a conocer las alentadoras buenas nuevas de los pelaos rescatados de las profundidades de la selva, se estaba tejiendo la muerte de un hombre que de los 20 años de servicio a la institución, pronto cumpliría 10 meses en la protección de su presidente. El día de su entierro (11 de junio), su féretro no estaba cubierto por la bandera de su país ni de la Policía Nacional. Los medios de comunicación no estaban presentes, porque fueron vetados. Parece un detalle pequeño. Pero no lo es. Así entierran a los parias o a los judíos ortodoxos que se suicidan: en el silencio eterno de la muerte. El suicidio —para ellos— es un tabú.
Y , sin embargo, ese silencio fue más profundo y significativo. Nos permitió analizar racionalmente la noticia del milagroso hallazgo de los niños supervivientes. ¿Milagroso? ¿Hallazgo? Ni milagroso ni hallazgo. Todo estaba fríamente calculado. Una fuente nos reveló que la libertad (sí, libertad) de los niños supervivientes se estaba negociando desde poco después de que se salvaran (y esto sí es milagroso) del accidente aéreo. ¿Estaban secuestrados, retenidos o custodiados por un grupo armado ilegal? He aquí la esencia de esta tragicomedia.
El hallazgo de los niños se transformó en una comedia internacional como parte de la alienación social en la que incurren los medios de comunicación. Pero este hecho fue incentivado desde el poder del Estado como también lo hacen los grupos reales de poder que dominan la sociedad colombiana.
Un ejemplo de manipulación de la información
El papel del periodista es destapar lo que quieren tapar. Los que ejercen el poder del Estado son como los gatos, cuando se las cagan, la tapan con la tierra que tienen a su alcance. Si Petro quiere enfrentar la matriz de opinión negativa negativa de los medios de comunicación, debe usar otro tipo de estrategia comunicativa. Pero no puede continuar con la desinformación y construcción de realidades que usó Álvaro Uribe Vélez en Colombia o Alberto Fujimori en Perú.
La investigación periodística sin el rigor del análisis es una verdad a media. El poder del Estado —no importa que ideología profese el mandatario, ya sea de derecha o de izquierda— no gusta de una prensa libre. En tanto que las ideologías son mecanismos de dominación masiva de la sociedad. Leyendo al filósofo Luis Althusser en los años 70, entendí lo siguiente:
Al mismo tiempo, leyendo a Antonio Gramsci, en Cuaderno de la Cárcel, nos hablaba sobre la hegemonía dominante. Es normal que la Gran Prensa defienda los intereses del gran capital porque hace parte de esa dominación ideológica. Pretender lo contrario, sería iluso. De manera que no podemos usar sus mismos métodos. Uno no se puede transformar en lo mismo de quienes hemos criticado toda nuestra vida. (Si Petro quiere el cambio no puede hacer lo mismo que hacía Uribe de denigrar de la prensa cuando no le favorecía). La verdad no está en las ideologías sino en la libertad de destapar el sucio que el poder político guarda debajo de las alfombras de palacios gubernamentales.
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Los niños supervivientes ¿perdidos o secuestrados?
Los supervivientes de esta tragedia son Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 5 años, y Cristin Neriman Ronoque Mucutuy, de un año,
¡Presten atención! Una fuente no oficial allegada a la inteligencia militar manifestó a este medio que los niños se encontraban custodiados, protegidos, retenidos o secuestrados por un grupo armado ilegal de esa zona selvática del Caquetá. Como se dijo en la entrada de esta información, es muy probable de que fuera un reducto de las disidencias de las FARC, dirigidas por Iván Mordisco. ¿Por qué? El papá de los niños sobrevivientes, Manuel Miller Ranoque, huía de una sentencia de muerte de este movimiento guerrillero, según le dijo a los medios de comunicación en el día de ayer.
No estar de acuerdo con las disidencias es una sentencia de muerte en esa zona. Precisamente, dijo, el día del accidente esperaba encontrarse con ellos y con su madre que murió cuatro días después del siniestro.
La comidilla: Los niños supervivientes
Desde el día en que la avioneta se estrelló entre los arboles de la zona selvática, el hecho despertó sumo interés entre los medios de comunicación y de la opinión pública internacional. Tanto para el gobierno como para la Gran Prensa era un foco necesario sobre el cual se debía prestar mucha atención.
Es así que el presidente Gustavo Petro, el 17 de mayo, 4:43 de la tarde, anunció el rescate de los 4 niños supervivientes del accidente aéreo ocurrido el 1 de mayo en el corazón de la selva del Caquetá.
De inmediato, los colombianos nos alegramos y aplaudimos al unísono. Luego se nos dijo que el mandatario se apresuró, los pelaos seguían perdidos. El presidente debió borrar ese tuiter. La información era falsa. Y allí comenzaron las sospechas.
Un día antes, se hallaron muertas a tres de las siete personas que viajaban en la avioneta tipo C206, de matrícula HK 2803, que había desaparecido desde el primero de mayo en territorio selvático del Caquetá.
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Próxima entrega
En la próxima entrega analizaremos tres elementos fundamentales para despejar esta hipótesis periodística que decidimos compartir con nuestros lectores, no sin antes advertir, nos alegra sobremanera la aparición de los niños supervivientes. Mas, no podemos ser parte de esta tragicomedia expresada en show mediáticos que no le favorece a la sociedad colombiana manipulada desde hace muchísimos años por la hegemonía dominante. Necesitamos que la verdad florezca. Estos son los temas que abordaremos en estos tiempos donde funcionarios del gobierno, políticos y empresarios quieren darnos lecciones de periodismo, desconociendo que el ser humano se mueve por intereses individuales.
Uno. Las informaciones contradictorias del gobierno, del Ministerio de Defensa y del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar—ICBF. Dos. La gran coincidencia del acuerdo del Alto Comisionado de Paz, Danilo Rueda, de firmar el 29 de mayo una resolución mediante la cual se ordenó convertir en gestores de paz a seis dirigentes de las disidencias de las FARC de Iván Mordisco. Tres. Los supervivientes presentaron un cuadro de salud que no corresponde a personas perdidas 40 días con sus 40 noches. ¿Realismo mágico?