
Por fin, es un hecho la nueva reforma laboral. Luego de la conciliación de las dos cámaras ―después que el 17 de junio el senado lo aprobara― el proyecto fue sancionado por el presidente Gustavo Petro este miércoles 25 de junio. Con este acto, realizado en la Quinta de Bolívar y Manuelita Sáenz, el proyecto se convirtió en Ley de la República. Las preguntas clave: ¿La reforma laboral superará la precarización del mercado laboral y el trabajo será digno? ¿Responde a nuestro tiempo?
Atrás quedó el debate. La tensión política entre el presidente y los congresistas. Un congreso atrapado bajo los intereses de la gran empresa que no quiere modificar los privilegios obtenidos bajo la ley 50/90 en la vieja ola privatizadora del presidente César Gaviria. O la adaptación de la Constitución del 91 a sus intereses neoclásicos. Situación que precarizó el mercado laboral colombiano.
Petro peló los dientes
Igualmente, se pudo observar un gobierno que sacó sus garras y peló sus dientes. Apeló a la movilización social de los trabajadores, hecho que también fracasó. Puesto que la malograda convocatoria a una consulta popular, además, sirvió de instrumento para probar el discurso provocador y autorista del presidente. Esa pelada de dientes, sin embargo, agilizó el ritmo de la tramitación del proyecto de ley en el senado.
Al final, la consulta popular se convirtió en un peo de mariposa del gobierno del Cambio. ¿Por qué? El senado dio un giro de 180 grados y revivió la Reforma Laboral, trasquilando elementos fundamentales de la propuesta original. Así le dio paso a una reforma que también tiene su sello político. Le quitó las banderas del cambio al presidente para asumirlas a su manera.
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¿Se superará la precarización laboral?
La Reforma Laboral sancionada no responde frente al problema de la falta de empleo decente y a la precarización laboral. Porque es un problema estructural en el cual participan tres estamentos: empresarios, trabajadores y Estado.
Creer que una ley resuelve un problema estructural y de arraigo económico y social, no solo es equívoco sino una distracción para enfrentar su causa. Puesto que la reforma es atípica, ya que no representa un modelo de Estado Benefactor o neoliberal ni tampoco es resultado del ascenso de la lucha obrera, como lo dijo Petro:
«Quizás es la primera victoria obrera, en este siglo, en el mundo».
La reforma no construye una síntesis superadora, bajo los principios de equidad, productividad y diálogo social. Esta es la razón por la cual está lejos de ser integral. Tampoco fue una victoria obrera ni popular. Fue el resultado de un congreso que le puso su propio sello de clase con el restablecimiento de algunos logros de los trabajadores, como la jornada laboral de 8 horas, el pago de horas extras o la jornada laboral legal.
Distinto al Código Sustantivo del Trabajo y a la creación de derechos e instituciones como el SENA, el ICBF, las cajas de compensación familiar, el Instituto de Seguros Sociales, el establecimiento del salario mínimo, las vacaciones remuneradas, pago de horas extras y dominicales, acceso a servicios de salud, pensiones y la instauración del estatuto docente del Magisterio.
Todo lo anterior fue resultado del ascenso de la lucha obrera y popular de los años 20 y 30 liderada por un fuerte sindicalismo y el liderazgo integral de María Cano, Ignacio Torres Giraldo y otros.
El diagnóstico
De acuerdo a estudios realizados por diferentes entidades, el mercado laboral colombiano presenta una alta precarización de más del 50%.
Por ejemplo, se cita la investigación académica titulada Precariedad laboral y juventudes (Flórez‑Vaquiro & Hincapié‑Aldana, 2025) que, a partir de la encuesta de hogares de 2023 para Argentina, Brasil, Colombia y México, propone dos elementos:
Colombia aparece más afectada que Brasil, por dimensiones como inestabilidad, falta de protección social, ingresos insuficientes y subocupación. Pero menos que México y Argentina. Las jóvenes son las más vulnerables, especialmente las de menor escolaridad.
Otros estudios señalan la alta precariedad en pequeñas empresas e informalidad (88.5%) del empleo precario en microempresas.
Según Germán D. Rodríguez Ávila basado en GEIH‑DANE, la flexibilización (temporalidad, contratos por prestación de servicios) disminuye el desempleo (9.1%), pero eleva la inestabilidad, ingresos bajos y derechos limitados.
El 71 % de la planta laboral de salud pública está en modalidad tercerizada (2020).