La titulación colectiva es una noticia que esperan los nativos. Vista área del hotel de Jean Claude Bessudo Islas Barú. Cortesía.

La titulación colectiva puede ser una de las iniciativas para detener el proceso de gentrificación de la zona rural de Cartagena. Los nativos y no nativos, especialmente los que tienen títulos, están a la expectativa de lo que pueda suceder con la visita programada por la Agencia Nacional de Tierras (ANT) prevista para este 17 de agosto en el territorio comunero de Barú. Con esta inspección se inicia en firme el procedimiento administrativo de titulación colectiva de 3 mil hectáreas ordenado por la Resolución No. 11263 del 6 de agosto de 2021.

Los funcionarios de la ANT verificarán la información recibida del Consejo Comunitario de la Unidad Comunera de Gobierno Rural de Barú.  Se levantarán los planos y se constatarán los estudios sobre la propiedad de la tierra de esta importante isla de Cartagena de Indias.

La ANT tiene como misión, dentro de su papel como autoridad en el manejo dela tierra, el ordenamiento social de la propiedad rural formulada por Ministerio Agricultura y Desarrollo Rural. En este caso deberá gestionar el acceso a la tierra como factor productivo. Buscar la seguridad jurídica de los nativos para promover su uso en cumplimiento de la función social de la propiedad. También administrar y disponer los predios rurales de propiedad de la Nación. Estas tierras se las puede entregar a los consejos comunitarios para para su usufructo colectivo, por ejemplo.

La titulación colectiva

Muchos nativos solo quedan para sobrevivir en la playa masajeándole los pies a los turistas. Pero ellos

podrán trabajar dignamente con la titulación colectiva.

El proceso administrativo de titulación colectiva es fundamental en esta coyuntura del territorio ancestral. Sería un dique al proceso de gentrificación que ha conllevado a la pobreza y a la marginalidad de la mayoría de las poblaciones afros, especialmente de la Isla de Barú. Éstas se han visto arrinconadas. Desplazadas de sus propios territorios con la complicidad de los sucesivos gobiernos locales y nacionales. Deben ganarse la vida en las playas como vendedores ambulantes, masajistas, salvavidas, transporte de turistas, etc. Pero también los nativos deben hacer conciencia de que la venta de esas tierras no es la solución de sus grandes problemas. La tierra es su sustento y el cuerpo del territorio.

Si bien se traspola el termino «gentrificación» para el sector rural, es un fenómeno que se percibe no solo en Barú sino también  en casi todo el territorio semirrural de Cartagena de Indias. En este caso se le puede denominar gentrificación rural. Es un fenómeno que se presenta cuando se produce la elitización de territorios que han sido habitados o poseídos por poblaciones ancestrales o nativas. Esto se produce cuando se cambia el uso de esas tierras de cultivos para proyectos turísticos o de otra índole.

De esa manera, podemos decir que las tierras de Barú, por ejemplo, están pasando de mano a personas de gran poder adquisitivo. Una vez las compran, los precios se multiplican por mil. Una hectárea al lado del hotel Las Islas Barú de Jean Claude Bessudo, por ejemplo,  puede pasar a costar más de mil millones de pesos. Es decir, que esas tierras rurales las adquieren y luego especulan con ella hasta cuando consiguen compradores interesados en proyectos económicos rentables. Este es un proceso de gentrificación, donde los de mayor poder adquisitivo adquieren las tierras de los nativos. Estos quedan desplazados y pasan a integrar los cordones de miseria de la ciudad y a ganarse la vida en la playa. 

¿Es la titulación colectiva la solución?

Wilmar Herrera Imitola, abogado de los nativos.

A pesar de que la titulación colectiva de la tierra pueda ayudar al acceso de la misma por parte de campesinos pobres, no es menos cierto que se necesita el acompañamiento del Estado en su conjunto para que ello sea una realidad. Los litigios de la tierra, generalmente se resuelven a favor del poderoso, poniendo en debilidad manifiesta a los nativos.

Sin embargo, es un avance considerable que se le restituya los territorios a las poblaciones ancestrales. Una vez logrado, el Ministerio de Agricultura y demás entes deben brindarle las garantías necesarias para ponerlas a producir y mejorar la calidad de vida de sus productores. Es la finalidad del uso productivo de las tierras ancestrales que no se pueden convertir en un elemento de la especulación. Deben ser un medio para vivir dignamente. Los macroproyectos económicos empobrecen más a los nativos si no se piensa en la gente. ¿Se entiende esto?

La resolución citada que ordena la visita tiene como objetivo:

“Por medio del cual se ordena la visita al territorio dentro del procedimiento administrativo de titulación colectiva en favor del Consejo Comunitario de la Unidad Comunera de Gobierno Rural de Barú, ubicado en la Isla de Barú, Distrito Turístico de Cartagena de Indias, departamento del Bolívar”

Asimismo, la resolución dice:

ARTÍCULO PRIMERO: Ordenar la práctica de la visita al territorio contemplada en el Articulo 2.5.1.2.22 del Decreto 1066 de 2015, dentro del trámite del procedimiento administrativo de titulación colectiva del Consejo Comunitario de la Unidad Comunera de Gobierno Rural de Barú, ubicado en la isla de Barú, Distrito Turístico de Cartagena de Indias, departamento del Bolívar, del 17 al 20 de agosto de 2021.

La titulación colectiva no es la panacea del problema de la tenencia de la tierra, pero podría permitir a los consejos comunitarios rescatar su territorio para ponerlo al servicio de sus proyectos de vida y de cultura. De igual manera, acabar con la especulación de la tierra que en nada le beneficia a los nativos ni a la economía campesina de estos ecosistemas.

Son casi 3 mil hectáreas

Las tierras que la ANT va a visitar fueron compradas en 1851 por 20 familias baruleras, según nos recuerda Wilmar Herrera Imitola, uno de los abogados de los nativos. Son imprescriptibles e inalienables. Solamente podrían ser comercializadas siempre y cuando «dejara de existir el último barulero». Y lo que hay son baruleros sin tierra, sin trabajo y en la pobreza total.

Según la resolución de la ANT, el territorio a visitar son cerca de 3 mil hectáreas (2.961).  De la visita se levantará un acta en compañía del Representante Legal del Consejo Comunitario y los terceros que hubieren intervenido, «dejando las constancias que las partes consideren pertinentes, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 2.5.1.2.22 del Decreto 1066 de 2015».

Esas tierras tienen las siguientes delimitaciones. Norte, Ciénagas de Cholón y con el mar Caribe. Sur, Bahía de Barbacoa. Este, Santana y el Caserío de Ararca. Oeste, Isla Arena e Isla Rosario y con el mar Caribe. De la misma manera el Auto No. 6604 del 1 de octubre de 2020, la Subdirección de Asuntos Étnicos de la ANT aceptó la solicitud de titulación colectiva del Consejo Comunitario de la Unidad Comunera de Gobierno Rural de Barú, ubicado en la isla de Barú, Distrito Turístico de Cartagena de Indias, departamento del Bolívar.

En suma. La titulación colectiva de esas 3 mil hectáreas sería un tatequieto al proceso de gentrificación de la isla de Barú. Un golpe certero a la especulación de la tierra y un mejor derrotero al uso productivo de la propiedad rural. Cualquier proyecto económico, ya sea turístico o de otra índole que allí se levante, debe tener como socio principal a los baruleros, herederos de aquellos pioneros que compraron por 1,200 pesos oro esas exuberantes tierras.

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