En Barranquilla y Cartagena, las dos ciudades más importantes de la Costa Caribe, está arraigada una corrupción de alta gama desde 1998, época en que el paramilitarismo se tomó los cargos directivos en la Fiscalía y penetró todo el poder judicial. La pregunta para la fiscal Luz Adriana Camargo Garzón: ¿Revolcón o farsa en el nombramiento de los nuevos fiscales para Atlántico y Bolívar? La respuesta, si bien no es concluyente, permite sospechar que en el Atlántico, con el nombramiento de un funcionario cuestionado, por lo menos, es una promesa incumplida o error por desconocimiento.
A manera de información, una fuente de la Fiscalía General de la Nación (FGN) le confirmó a VoxPopuli Digital que fueron designados los nuevos directores seccionales para Atlántico y Bolívar. En Barranquilla llegará el fiscal ambiental, William Fernando Orlando Jaiquel, conocido de vieja data en Cartagena de Indias, cuya familia procede del distrito de Mompox. Para Bolívar arribará Elizabeth Gómez Mejía, quien fuera asesora de Iveth Hernández, protegida del exsenador Javier Cáceres Leal y del exprocurador Alejandro Ordoñez. Según la hoja de vida, estuvo vinculada del 09/2019 al 12/2023 en la seccional. Es abogada de la Universidad Externado.
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Elizabeth Gómez, pensamiento crítico
Elizabeth Gómez Mejía. Ella manifiesta en su hoja de vida tener 20 años de experiencia en organización y administración de organizaciones en el ámbito público y privado. Tiene interés en trabajar en cargos de dirección, coordinación y desarrollo. Capacidad para generar vínculos con financiadoras, cooperantes y donantes y para diseñar e implementar proyectos. Estuvo en la coordinación, seguimiento y control al área de atención al usuario, víctimas del delito y ciudadanos en general en la seccional de Bolívar.
Según informa, tiene experiencia en desarrollar planes encaminados a ejercer control social, mecanismos de participación ciudadana y atención al usuario. Experiencia académica, docente y profesional en el área del derecho internacional de los derechos humanos. ¿Habilidades? Pensamiento crítico, enfoque en objetivos, lealtad y productividad.
Orlando Jaiquel: ¿Revolcón o farsa?
Señora Fiscal, la sociedad civil tiene el deber y el derecho de hacer control social a cada una de las actividades públicas. ¿Qué se puede pedir de fiscales y jueces sino probidad? ¿Podría escuchar a la prensa?
¿Revolcón o farsa? Es la primera pregunta que propone una real disyuntiva que se resuelve en el ámbito de lo ético y no en lo estético. Por lo menos, para el Atlántico, donde el nivel de corrupción de la rama judicial es industrial, la designación de William Fernando Orlando Jaiquel, indicaría que se cometió un error. Usted lo coloca como boccaccio di cardinale para la corrupción judicial. Su discurso de transformación, transparencia y sin agenda política se debilita con esa designación. De cierto, fiscal Luz Adriana Camargo Garzón, usted perdería credibilidad si mantiene esa decisión. ¿Por qué? Ya se le va a decir.
En primer lugar, es un nombramiento sospechosamente político, porque se deja instrumentalizar por intereses partidistas. En segundo lugar es un funcionario, cuyo carácter es maleable y poco ético. Se mueve según los intereses de él o de las personas que lo llevaron al cargo donde se encuentra. Su comportamiento es como el de un mercenario de la justicia, de acuerdo a la experiencia real de su actuación en la administración de justicia.
El lector se pregunta: ¿Por qué el periodista se da la licencia para caracterizar psicosocialmente a un funcionario como el nuevo director de Fiscalía Seccional Atlántico? ¿Por qué, a veces, debe escribir en primera persona este informe? Este periodista es de pensamiento crítico como la nueva directora de Fiscalía de Bolívar, Elizabeth Gómez. Pone en práctica la teoría de la deducción y de la inferencia razonable a partir de una real interpretación de los hechos. No traga entero. La información la mastica. Forma el bolo alimenticio del conocimiento que se transforma en pensamiento, y el pensamiento en acción, y la acción en noticia de análisis. ¿Me explico?
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Orlando Jaiquel ¿mercenario de la justicia?
En aras de la transparencia periodística, quiero manifestar que no he tratado personalmente con Orlando Jaiquel. El periodista está impedido para acusarlo o juzgarlo. VoxPopuli Digital no es ni fiscalía ni tribunal, pero para atender el principio ético de la transparencia, manifiesto públicamente este hecho. El periodista sufrió la conducta prevaricadora de funcionarios de la Fiscalía, la Procuraduría y del poder judicial en manos de Orlando Jaiquel, como juez en un hecho que trascendió públicamente.
Efectivamente, conocí al mentado juez desde el banquillo de los acusados cuando el otrora fiscal 34 Seccional de Cartagena, Paulo Xavier Romero Julio, (hoy cayó en desgracia como fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia) me llamó a juicio por el supuesto delito de injuria contra su jefe político, el todopoderoso presidente del senado de la época (2006), Javier Cáceres Leal. La única palabra atípica que usé entre 2005 y 2006 contra él fue la denominación de todopoderoso senador (el que todo lo puede). Tengo entendido, que hoy está aliado a un senador liberal que protege a sus viejos pupilos: Orlando Jaiquel y Romero Julio. Los dos son de la misma calaña.
Contra todas las evidencias, el juez Orlando Jaiquel promulgó (2011) un fallo prevaricador contra mí, al parecer, para atender la voluntad del todopoderoso senador. Un fallo grosero como se demostró en segunda instancia. Fue un instrumento de persecución política desatada contra el periodismo libre que investigó y denunció los nexos paramilitares del parlamentario. Nexos que fueron comprobados por la Corte Suprema de Justicia y le valió una condena de 9 años el 11 de abril de 2012. Sus delitos: concierto para delinquir agravado, financiador de las Autodefensas Unidas de Colombia.
¿Sabe una cosa, fiscal Luz Adriana Camargo? Cáceres se negó a conciliar conmigo ante la fiscalía. Con humildad le dije que me solicitara la aclaración y que lo podía entrevistar. Me dijo que no. Fue prepotente conmigo, hasta me humilló. Quedé en silencio. Me retó. Y usó la Fiscalía contra mi. ¿Qué hace un periodista de investigación y análisis cuando lo retan? Excarvar. Curucutear. Cavar. Desenterrar. Sacar de la oscuridad la verdad.
«… y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
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Perseguido por decir la verdad
Por haberme metido con el todopoderoso presidente del senado, dos administradores de justicia hicieron de mi la carne del sánduche. Por orden de Javier Cáceres Leal, apodado «El Chuzo para los corruptos» (¿te recuerda al exalcalde William Dau?), el fiscal Paulo Xavier Romero Julio libró orden de captura y después resolución de acusación contra mí. No impugné deliberadamente, porque entendí que era una persecución política. Pensé que si caía en un juez justo, me liberaría de esa persecución.
¡Qué inocente fui! No cayó en un juez justo. Para esa época el Tribunal había nombrado coincidencialmente a Fernando Orlando Jaiquel como juez de descongestión en el Juzgado Tercero Penal del Circuito de Cartagena. Emitió una condena prevaricadora. Orlando Jaiquel pretendió meter en la cárcel e inhabilitar al periodista. Pero dicho fallo fue fulminado en segunda instancia (2013) por el Tribunal Superior de Cartagena. La ponencia de la revocatoria fue del magistrado Francisco Antonio Pascuales Hernández. No contento con eso, el otrora todopoderoso senador pidió revisión ante la Corte Suprema de Justicia. El Tribunal Superior se lo concedió. Pero la Sala Penal de la Corte, con ponencia del magistrado Gustavo Malo Fernández, le hizo un jalón de oreja, porque no había méritos para conceder esa revisión extraordinaria.
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Orlando Jaiquel, un juez injusto
Si instrumentalizó su investidura de juez como lo hizo Romero Julio como fiscal 34 seccional de Bolívar para hacer un favor político a su protector ¿cómo será como director de fiscalía del Atlántico? ¿Al servicio de quién se pondrá? De cierto, de cierto, Orlando llega a ese cargo no por su méritos sino porque estaría llamado a cumplir un rol para blindar a sus jefes políticos y, probablemente, la mafia que domina hoy a la Fiscalía del Atlántico. ¿Qué garantías tendrían los periodistas y medios de comunicación con el nuevo director de fiscalía para ejercer libremente su trabajo? ¿Será garante de los derechos de los usuarios como lo prometió Luz Adriana Camargo ante la misma Corte Suprema de Justicia? ¿Revolcón o farsa?
Sin duda, la fiscal también debe responder porque la delegación de su responsabilidad no la exime de las consecuencias legales de funcionarios ineptos o corruptos que han sido denunciados. Pero sobre todo, debe escuchar a los periodistas víctimas de la persecución política. Simple y llanamente porque cumplen con una tarea que en Colombia, hasta la vida le podría costar.
El derecho a la verdad debe primar en el ejercicio del periodismo. Un fiscal que no respete la verdad, no merece ser fiscal. ¿Por qué perseguir al mensajero si el mensaje se construye con la conducta típica de funcionarios como Orlando Jaiquel, cuyo mérito fue escribir (2017) el ensayo El medio ambiente y su incidencia como bien jurídico en la legislación penal colombiana? ¿Qué decir de sus antecedentes en el mal desempeño como administrador de justicia? ¿Qué decir de su ética personal y profesional?
Victimizado, pero no derrotado
Aunque soy víctima del conflicto armado por tres desplazamientos forzosos en mi vida profesional, hoy no me siento víctima. Me encuentro en otro nivel espiritual que no religioso. Esta fue la razón por la que no denuncié por prevaricato al susodicho juez. Estaba asqueado de ese largo pleito judicial. Siete años sufriendo persecución. Siete años enfrentando el poder político y judicial del todopoderoso senador. Solo conté con la solidaridad de algunos periodistas que me acompañaron en el juicio. Que se resistieron a recibir el consabido sobrecito de manila con billetes gruesos. La denuncia oportuna de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) fue clave para redimir mi respuesta.
De hecho, no fue una tarea fácil enfrentar el establecimiento político dominado por el paramilitarismo y los parapolíticos. Llegué a Cartagena perseguido por Jorge 40 en Barranquilla que me sentenció a muerte por haber enfrentado sus atrocidades. Y todo indica que el otrora senador apoyó a los testaferros de Rodrigo Tovar Pupo. Las amenazas de muerte contra mi se multiplicaron exponencialmente. El espacio radial de Radio Vigía de Todelar, donde transmitía el Informativo VoxPopuli, me lo cerraron en 2012. Me menguaron económicamente. Nuestra empresa se vino a pique en términos económicos. Mis tres hijos sufrieron las consecuencias. Mi anciana madre, Teresa Moreno, sufrió y murió en 2010 con el temor a cuesta. ¡Me silenciaron! Con mi hijo menor, mis ahorros y sin más nada, me fuí un 31 de diciembre de 2012 a la fría Bogotá. Llegué a otro país. Como si lo fuera.
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“No soy un tirano. (…) estábamos en la bobería”, presidente Petro
Al oído de Luz Adriana
La fiscal Luz Adriana Camargo debe velar que cada uno de sus fiscales sea íntegro en el desempeño de su autonomía. En última instancia, ella responde por la labor de cada fiscal y de los 23.100 funcionarios de esa institución. Así sería una Fiscalía efectiva y eficaz. Una Fiscalía de resultados. Para lograrlo, se necesita una estrategia de formación integral del Ser.
En aquel momento, fueron tres entes que se ensañaron contra este periodista: la Fiscalía, la Rama Judicial y la Procuraduría. Esta última, a sabiendas de que me violaban todos los derechos, fue cómplice. Claro, el todopoderoso senador también tenía una gran influencia en ese ente, porque fue el artífice de la elección de Alejandro Ordóñez como procurador. Hasta el senador Gustavo Petro ―hoy Presidente― votó por él, y, paradójicamente, después lo suspendió de la alcaldía.
Luz Adriana Camargo ¿revolcón o farsa? ¿Cuál es su respuesta? Tenga esta primera entrega de la designación de sus directores de fiscalía como una forma de control social de la prensa. La unidad del poder ciudadano con el poder de la información merece respeto y, al mismo tiempo, protección. La designación del nuevo director de Fiscalía del Atlántico es, francamente, una clara intimidación contra la prensa libre.
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