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Suani Lefevre Bessudo, el nieto del conocido industrial Jean-Claude Bessudo, presidente de Aviatur, describió la manera en la que, como jurado de una de las mesas de votación, impidió que los votantes ejercieran libremente su derecho al voto durante la jornada electoral para el Congreso y las consultas presidenciales el pasado 13 de marzo. Hasta el momento, la confesión de Bessudo permanece impune. Las autoridades ni tampoco la Registraduría no se han expresado al respecto. 

Cartagena y Medellín son, gracias a la intervención de la Registraduría Nacional del Estado Civil, dos caras de la misma moneda de la revocatoria en Colombia. Su intervención es tan incierta que no le da garantías democráticas a ninguna de las partes. Los procesos participativos del país (Cartagena, Medellín, Cúcuta, entre otros), independientemente de sus intenciones y motivaciones, son un ejercicio de democracia directa. Pero la tercerización de la actividad misional de la Registraduría Nacional boicotea las garantías constitucionales que demanda los procesos participativos y electorales.

Voy a empezar por Homero. El primer esteticista de la humanidad. No por teórico sino por creador. En su Ilíada, Homero inicia una nueva época, desde lo artístico, para la humanidad, época que aún estamos viviendo. La era de la ficción. De los imaginarios artísticos como parte inherente de nuestras acciones.

Han encontrado ustedes la ciudad de Cartagena de Indias, patas para arriba, algo peor que cuando usted va de  visita a la  casa de un amigo, y usted al entrar, se encuentra con el desagradable panorama de ver guindado en las ventanas y sobre los muebles, los calzoncillos e interiores del abuelo y  la abuela

La caída libre de las acciones de Tecnoglass parece que no podría recuperarse antes de que finalice el año. ¿Por qué? Existe un pequeño detalle que los grandes medios nacionales quieren desconocer. Las exportaciones ficticias es una práctica más vieja que «cagar agachao», como se expresará coloquialmente cualquier barranquillero. Lo que un colombiano desearía es que una empresa nacional triunfe en el mercado bursátil más competitivo del mundo.

El mundo de los libros empezó para mí en María Eugenia, un barrio de los cerros en mi ciudad natal. Mi padre Simón no me dejaba ir al colegio. Era un escéptico de la escuela. Hijo de un judío quien creía que un arte u oficio era lo único que necesitaba el individuo para surgir en la vida.  Como él, que era sastre.

A diferencia de la monumental obra de Kant, la tendencia académica en el arte de los siglos XX y XXI es la de querer convertir todo indicio de lo estético en un conocimiento gobernado por la macabra ciencia positiva. El modelo positivista se ha vuelto una enfermedad, una verdadera pandemia del espíritu occidental. Y el daño es directamente al entendimiento humano. La estética como disciplina del conocimiento no ha escapado a este contagio.  Muchos trabajos sobre teoría del arte y de la pretendida ciencia estética, han caído en este abismo. Ya es muy difícil su rescate. Empecemos por abordarlos de manera tangencial, ya que un trabajo detallado llevaría volúmenes enteros. 

Para mí la experiencia de leer es un acto de niveles inexplicables. No todas las lecturas son lecturas de arte o de literaturas. Personalmente me he aventurado por diferentes sectores del pensamiento. Quizá siguiendo la pista de los clásicos. Pero un lector apenas entra al mundo del texto, así sea con una ortografía y una gramática muy básica, puede darse a entender y quizá lograr comprender lo que trata el texto.