¿Podemos creer en esta importante frase que define a una funcionaria tan poderosa como el presidente mismo? «La fiscal soy yo y voy a mandar». Así, Luz Adriana Camargo Garzón, poco después de posesionarse ante el presidente Gustavo Petro, le salió al paso a los periodistas que la interpelaron sobre su autonomía frente al presidente de la República o de la misma Corte Suprema de Justicia. Si la palabra de la nueva fiscal es sincera y si está alineada a su identidad, seguramente tendremos una Fiscalía General de la Nación que su misión, en forma cabal, cumplirá . Pero hay algo que no se refirió ni ante los medios de comunicación ni en su misma posesión: cómo transformará este ente, cuya moralidad está en el lodo.
La principal preocupación de la Gran Prensa es saber si la nueva fiscal se va a poner al servicio del presidente de turno, como es la inveterada costumbre desde que fue inaugurada por Gustavo de Greiff Restrepo. Sin excepción, todos los fiscales juraron ante la Corte Suprema de Justicia y ante el presidente de la República que cumplirían su misión constitucional. Fueron palabras vanas del protocolo. Porque desde Greiff hasta Francisco Barbosa, ninguno lo hizo. Pero Luz Adriana anuncia: «Yo voy a mandar».
Vale decir que, al parecer, Luz Adriana no se encontraba en los planes del presidente Gustavo Petro. Ella llegó tarde a la terna. Entró por Amparo Cerón.
¿Te interesa? Interinidad de la fiscalía: Demanda de inconstitucionalidad y tutela (I)
Fiscales de la mafia
Es más, existen dos fiscales fuertemente cuestionados por su relación con la mafia y, en especial, el paramilitarismo: el paisa Luis Camilo Osorio Isaza y el bugueño nacido en El Cerrito, Mario Germán Iguarán Arana. Las investigaciones contra estos personajes nunca avanzaron. Con el retorno de Salvatore Mancuso, quizás esas investigaciones tomarán impulso.
En ese sentido, existen evidencias suficientes para inferir en forma razonable, que el principal problema de los fiscales y de la misma fiscalía es el déficit de ética personal de sus funcionarios para materializar el rol y la misión designada por mandato constitucional. Esto es, los artículos 249 y 250 de la Constitución Nacional, CN.
Investigar y acusar
Al respecto, el artículo 250 de la C.N. ordena a la Fiscalía investigar y acusar a los actores de presuntos delitos de oficio o a partir de una denuncia o querella:
De hecho, la pregunta a la fiscal no es si va a transformar al ente sino cómo lo va a hacer. En su posesión dijo:
«Asumo mi elección como el culmen de mi carrera al servicio de la rama judicial, pero ante todo como una gran responsabilidad y oportunidad para transformar de manera positiva la vida de millones de compatriotas que se ve afectada por el flagelo de la violencia, la criminalidad y la impunidad».
El subrayado es del periodista. Discurso de posesión del 22 de marzo de 2024.
¿Te interesa? Bienvenido 2024. ¿El fin de Los Intocables?
«La fiscal soy yo»
Por ejemplo, ante la insistente pregunta sesgada del periodista de El Tiempo si iba a ser independiente, Luz Adriana Camargo, dijo:
Además, sin tener un sentido jactancioso o de autosuficiencia, la fiscal fue enfática en aclarar:
«(…) Pero si la pregunta es si él (el Presidente) va a mandar en la Fiscalía, la respuesta es no, en la Fiscalía voy a mandar yo que soy la Fiscal, pero voy a mandar desde lo gerencial. También es importante que quede claro: la Fiscalía no es la fiscal. La Fiscalía es una entidad tremendamente grande y poderosa, que trabaja en equipo y los procesos en realidad son responsabilidad de los fiscales».
Esa respuesta de la fiscal deja de ser evasiva para enfrentarse a una realidad histórica, cual es el sometimiento del ente a los designios del presidente de la época. Así lo hicieron todos los fiscales. Durante el régimen neobonapartista uribista descuartizaron la autonomía de la Fiscalía que funcionó cual si fuera una dependencia del ejecutivo. Esto es clave para entender el funcionamiento de esta institución.
¿Te interesa? Sin límites de tiempo elección de Fiscal
Una fiscalía sin agenda política
Ahora bien, toda acción jurídica encierra una acción social y política en el sentido amplio de la palabra. Tanto como estamos en un Estado Social de Derecho donde lo jurídico está determinado por lo social, tal como lo expresan pensadores modernos desde Weber hasta los filósofos de la Escuela de Fráncfort. Lo jurídico es una prolongación de la cosa política como dirección estatal. En un Estado punitivo y, al mismo tiempo, garante, como el nuestro, la Fiscalía es un baluarte para preservar la transparencia o contener las acciones delictivas de los asociados.
Contraria es la real historia de la Fiscalía. Álvaro Uribe Vélez, en sus 8 años de gobierno, la convirtió en una inquisición. Él mismo llamaba al fiscal Demóstenes Camargo (hoy magistrado del Tribunal Superior de Barranquilla comprometido actualmente en una cadena de actos de corrupción relacionado con la Fundación Acosta Bendeck, el Hospital Metropolitano, la Universidad Metropolitana). Le daba órdenes para que apresara a los presuntos colaboradores de la guerrilla. Ni el fiscal general ni los fiscales tenían independencia. Se pusieron al servicio de la persecución política desatada por Uribe contra líderes supuestamente ligados a la subversión de las Farc. Recuerden las detenciones masivas arbitrarias desatada por la Fiscalía de Luis Camilo Osorio Isaza. No olviden los falsos positivos, donde la Fiscalía actuó como cómplice. Tampoco se debe olvidar el blindaje de Los Intocables, empezando por el mismo presidente, cuyas acciones presuntamente criminales, hasta ahora se mantienen impunes.
Por lo menos, Luz Adriana Camargo, se declara «autónoma y sin agenda política». Pero este compromiso constitucional, sus fiscales y su equipo gerencial debe demostrarlo en la práctica del ejercicio misional.
¿Te interesa? Aporte de Fecode ¿el último coletazo del fiscal Barbosa?
Formación integral del ser
El ser fiscal es de una alta responsabilidad ética y moral. Es una investidura de alto vuelo por encima de la sociedad. Es como si fuera la Santa Inquisición que surgió como instrumento destinado a la defensa de la fe y de la sociedad amenazada por la acción de los herejes. Y la herejía, en aquel tiempo, era el error mayor que se desviaba de la fe.
Por esa razón, respetando la autonomía de los fiscales, la Fiscal debe velar que cada fiscal sea íntegro en el desempeño de su autonomía. En última instancia, ella responde por la labor de cada fiscal y delos 23.100 funcionarios de esa institución. Así sería una Fiscalía efectiva y eficaz. Una Fiscalía de resultados. Para lograrlo se necesita una estrategia de formación integral del ser. De esta manera se reduciría la morosidad y la indiferencia de los administradores de justicia y, por ende, la impunidad. Esto se tiene que acabar. Si no hay un referente ético, los funcionarios terminan poniéndose al servicio del buen postor y de los grupos de poder.
«La fiscal soy yo» y la prueba de fuego
Empero, Luz Adriana Camargo tiene varias pruebas de fuego en forma inmediata. Así demostrará si es una fiscal autónoma o de bolsillo que se deje embriagar del poder. Son los casos asociados a Nicolás Petro Burgos, el hijo del presidente comprometido con los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos, la supuesta violación de los topes y falsedades de la campaña presidencial y los hechos relacionados con la Paz Total.
Al respecto, le manifestó a los periodistas que la Fiscalía hará lo que tenga que hacer en ese y en todos los demás casos y si después de una seria investigación hay que acusar, se acusará. Sobre el caso del hijo del Presidente, la situación está más avanzada, porque ya el juicio está avanzado y va para fallo ante el juez de conocimiento.
De todos los casos que se pueden mencionar, hay dos fenómenos que serán problemáticos hasta después del período del presidente Gustavo Petro. El primero está referido a la financiación de la campaña presidencial. El segundo a la Paz Total. Pero, de esto, hablaremos en la próxima entrega.