El kilo de cocaína hallado en la camioneta donde se transportaba la presidenta del concejo distrital de Cartagena, Gloria Estrada, deja más dudas que precisiones. Pero también arroja las claves para comprender la idiosincrasia de una ciudad asociada al imaginario cultural sobre la política, el narcotráfico y la moralidad. Estas claves presupone una pregunta problemática: ¿Es el caso de Gloria Estrada comida para buitres de doble moral o un falso positivo?
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En colombia el servicio de bomberos se podría declarar en emergencia. La causa se debe a que los entes territoriales no les garantiza los recursos de funcionamiento a pesar de existir la tasa bomberil. En Clemencia y Arjona, como en casi todos los municipios de Bolívar y del país, los bomberos se sostienen como si fueran mendigos.
El hallazgo de un kilo de cocaína en la oficina móvil de Martín Barreto, compañero sentimental de Gloria Estrada Benavides, presidenta del concejo de Cartagena, es la punta de un gran bloque de hielo que flota en las profundidades de las aguas turbulentas de la política local. Pero, ¿quién ordenó sembrar ese narcótico?
El alcalde de Cartagena, William Dau Chamat, tiene una risa de oreja a oreja desde que detuvieron a Gloria Estrada Benavides. Dau condenó de hecho a Estrada con sus declaraciones concedidas a El Universal, el periódico cuasioficial de su administración. Contrario a ello, todo indicaría que se tejió un narcocomplot para incriminar a la presidenta del concejo Distrital, una dura rival del lengüilargo burgomaestre
Cuando la Policía Metropolitana de Cartagena —MECAR— estaba de capa caída para detener el crimen organizado, capturó a Gloria Estrada Benavides, presidenta del concejo del Distrito. En sus 39 años de vida ha pasado de la pobreza a la gloria. Y ahora, de la gloria al infierno. También cayó su esposo, el comerciante y bacteriólogo Martín Barreto y su conductor Avelino Villamizar.
Este es el saldo de la «guerra de los sapos»: Seis personas han sido víctimas de sicariato en las últimas 48 horas. Las cabañuelas de la muerte anunciadas por el Clan El Golfo nos dicen que son 15 asesinados en 13 días del 2022 en la ciudad de Cartagena. En tanto la comandancia de la Policía Metropolitana está desconcertada, silenciosa y desorientada. Sectores de la opinión pública exigen una explicación.
¿Periodismo inesperado? Todo lo que sucede ya es pasado. Hay que ver la realidad con los ojos de un niño de tres años para sorprendernos. Pero verla con el nivel de interpretación de la abuela para conectar con la realidad y no quedarse en la fantasía. Cuando regresé a caminar por las calles de Barranquilla, después de 21 años, descubrí la posibilidad de un nuevo género de periodismo. El periodismo inesperado es ver la actualidad con otros ojos para mirar la realidad.
Cuando uno muere el cuerpo se transforma. El espíritu pasa a otra dimensión. Uno regresa al origen, al polvo cósmico, al principio de las cosas. Es la materialización de aquella sentencia: «Polvo eres y en polvo de convertirás».
Afinia y Air-E, una historia que se repite en el Caribe colombiano. Es el mismo resultado de cuando estaban Electricaribe y Electrocosta, luego de más de un año de operación. Tenemos los mismos problemas de energía doméstica: altas tarifas, cobro de energía no prestado y una inestabilidad en la prestación del servicio eléctrico domiciliario. Por esa razón, se prepara una protesta de carácter regional contra Afinia el 10 de febrero.
Cartagena y Medellín son, gracias a la intervención de la Registraduría Nacional del Estado Civil, dos caras de la misma moneda de la revocatoria en Colombia. Su intervención es tan incierta que no le da garantías democráticas a ninguna de las partes. Los procesos participativos del país (Cartagena, Medellín, Cúcuta, entre otros), independientemente de sus intenciones y motivaciones, son un ejercicio de democracia directa. Pero la tercerización de la actividad misional de la Registraduría Nacional boicotea las garantías constitucionales que demanda los procesos participativos y electorales.